El 12 de mayo y luego de un complejo proceso en Universidad fue convocada la Asamblea Universitaria destinada a elegir autoridades para la UNLP. Indiscutiblemente, la realización de esta Asamblea debe constituirse en el objetivo político prioritario para todos los que formamos parte de la UNLP, no solamente por la continuidad del funcionamiento institucional y la garantía de la autonomía universitaria, sino porque hoy es imprescindible comenzar a discutir entre todos un nuevo proyecto de Universidad frente a un modelo que se muestra agotado en sus posibilidades y perspectivas. La Asamblea ineludiblemente debe transformarse en el marco adecuado para comprometer a todos los sectores en un debate sobre cuestiones estructurales de esta institución que exigen una reflexión conjunta, democrática y estratégica. Traicionar este mandato constituiría una frustración más en el largo y sostenido proceso de desprestigio institucional que atraviesa la Universidad pública. A nuestro entender, esta Asamblea constituye el escenario político propicio para avanzar en la elaboración de una agenda que establezca prioridades en el tratamiento y definición de temas que hacen a la democratización de la universidad, donde aparecen como centrales temas tales como la modificación de la forma de elección de autoridades ligada a la determinación de criterios de representación que permitan una mayor participación de todos los que desarrollamos tareas en la universidad; la redefinición de la composición de los claustros, con la creación del un claustro docente único y la discusión acerca de la participación de los graduados externos; la inclusión definitiva de los no docentes en los órganos de cogobierno, el reconocimiento de la ciudadanía plena de todos los docentes con el derecho a elegir y ser elegidos -con el requisito de un año de antigüedad- y la inclusión de la representación de los docentes de los Colegios en el Consejo Superior. También resulta indeispensable resignificar tareas fundacionales de la Universidad como la actividad de Extensión e Investigación: la primera, en tanto forma de articulación con el Estado y la sociedad y de respuesta activa a sus demandas; la segunda, en tanto herramienta fundamental para el desarrollo de los intereses sociales y nacionales. Producir una reforma del Estatuto que sólo atienda a las cuestiones inmediatas, así como repetir un escenario como el de la Universidad de Buenos Aires significaría no mensurar cabalmente que el sentido de de todo este proceso se vincula estrechamente con la necesidad imperiosa de refundar la relación entre la sociedad y la universidad pública en momentos donde ésta debe reafirmar su legitimidad, redefiniendo su sentido y constituyéndose efectivamente como un engranaje fundamental de la estructura de un país soberano.
Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata
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