Legajos incompletos y desactualizados, errores en las liquidaciones de haberes, inadecuada gestión de compras, problemas en la rendición de fondos, falta de controles en la emisión de títulos y espacios públicos explotados indebidamente son algunas de las fallas de administración que arrastra la Universidad de Buenos Aires (UBA), sus facultades y dependencias. La crítica descripción corresponde a un informe elaborado por la Sindicatura General de la Nación (Sigen) durante 2005, presentado en octubre pasado al Rectorado de la UBA, que pone en evidencia el complicado panorama que debe enfrentar la nueva gestión, encabezadapor el rector Rubén Hallú, elegido tras ocho meses de crisis. El informe asegura que la UBA tiene un estado de "vulnerabilidad" administrativa, con un sistema de controles "inadecuado" que admite"altas probabilidades de ocurrencia de desvíos, errores o irregularidades" y expone a la organización a "riesgos de magnitud". En otras palabras: de no corregirse, las desprolijidades detectadas en la gestión podrían abrir la puerta a actos de corrupción.