La continuidad de "un neodesarrollismo módicamente redistribucionista", la magnitud de las resistencias y el carácter conflictivo de la república. La tensa relación con los medios de comunicación.
La república como batalla
Por Eduardo Rinesi *
Las líneas rectoras del primer año de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no han sido diferentes de las que hace doce meses podía esperarse que lo tutelaran, ni de las que habían presidido la gestión anterior, de la que la actual se reclama sucesora. Y tanto las grandes decisiones adoptadas durante este período (desde el fallido intento de modificar el régimen de retenciones a las exportaciones agrarias hasta la exitosa reestatización del sistema previsional), como una cantidad de otras medidas menos espectaculares (desde la inadvertida pero fundamental regularización de la situación laboral, social y jubilatoria de las empleadas domésticas hasta los "paquetes" antirrecesivos anunciados estos días), están claramente inspiradas en esas esperables líneas directrices: las de un neodesarrollismo módicamente redistribucionista, empeñado en favorecer el crecimiento de la actividad económica sobre la base del aumento del consumo de los sectores populares. Lo que sin duda era menos previsible era la magnitud que alcanzarían las protestas de los grupos (eventualmente) afectados por alguna de estas medidas, así como el apoyo social y mediático que encontrarían estas reprobaciones, que en la primera mitad del año en curso obligaron al Gobierno a jugar un juego que no formaba parte de sus planes en un escenario igualmente inesperado.
Que no dejaba de recordar, por cierto, algunos otros escenarios que la política argentina había conocido y transitado no tanto tiempo atrás. Así, en los discursos oficiales de los primeros meses de este año se podían oír, juntas, las viejas palabras de la tradición populista más resuelta (se ha dicho: la de Evita o el primer Perón), en la que corresponde inscribir, con todos los matices que se quiera, el fenómeno kirchnerista, y la defensa (típicamente liberal, y que en los años recientes encarnó paradigmáticamente el alfonsinismo) de la necesaria primacía de "los representantes del pueblo", que "deliberan y gobiernan" en su nombre, sobre las dirigencias de corporaciones que ese discurso político liberal presenta como mezquinas, particularistas y antidemocráticas. No llama la atención que, terminado el conflicto con el sedicente "campo", el primer presidente del actual ciclo constitucional haya elegido, antes que prodigar las fotografías con los cabecillas de los grupos cuyos intereses defendió su partido en la tribuna, la calle y el Congreso, marchar ritualmente a oír el zalamero elogio presidencial a su figura en la Casa de Gobierno: el viejo caudillo radical sabe bien que en todo ese conflicto sus antiguos argumentos habían estado del lado del gobierno, aunque sus correligionarios (y acaso él mismo) hayan estado del lado de la dirigencia campera.
Menos razones (y menos entusiasmo) tuvieron éste y otros sectores de la oposición para enfrentar el desde todo punto de vista razonable proceder gubernamental frente al infame negocio de las AFJP. Las torpes protestas en defensa de la propiedad privada y las necias denuncias de la presunta voracidad fiscal del equipo gobernante se estrellaron contra la comprensión mayoritaria de la justicia de la iniciativa oficial. Queda sin embargo, después de la aprobación parlamentaria de esa iniciativa, la sensación un tanto amarga de que este gobierno sigue siendo mejor que lo que consigue explicar que es, y que la sociedad argentina ha vuelto a perder –por falta de buenos argumentos en defensa de las políticas públicas oficiales, buenos argumentos que es responsabilidad del Gobierno que promueve esas políticas ofrecer y poner a circular– la ocasión de tener una buena e importante discusión. Que no era (que no debía ser) la discusión acerca de si el Estado puede o debe gestionar mejor que los grupos privados de inversión el dinero de "la gente", sino la discusión acerca de si el sistema jubilatorio de un país es y debe ser un sistema de solidaridad intergeneracional, garantizado por medio de un Estado democráticamente organizado, o –como quiso hacer de él el fanatismo empresarial de la década pasada– una colección de planes de ahorro previo.
Es necesario, para este gobierno y para el futuro de nuestra democracia, promover estas discusiones sobre los temas que la gestión CFK ha puesto, bien o mal, en la "agenda" actual de los debates. Y no hablo sólo del tema del Estado, su naturaleza y sus funciones (tema que, en efecto, ha estado durante demasiado tiempo ausente tanto de las disputas públicas como de las querellas académicas, y que hoy es más imperioso que nunca retomar), sino también del tema de la república, que el Gobierno haría bien en no regalarle a una oposición política y mediática que tiende a pensar esa palabra como el nombre, pasteurizado e inocuo, de un conjunto de buenos modales administrativos, y en pensar en cambio en la línea en que lo hicieron los grandes autores republicanos del pasado. Que sabían que hay república porque hay una cosa pública, un espacio o un campo que es de todos y que es preciso defender, pero también que ese campo común es, necesariamente, un campo de batalla, porque los distintos sectores que lo integran tienen, de hecho, intereses contrapuestos, y porque hacer política en una república es, inevitablemente, afectar algunos de esos intereses. Que no hay república sin conflicto. Que el conflicto no es el producto del carácter más o menos pendenciero de éste o aquel gobernante, sino lo que caracteriza, fortalece y vivifica a toda sociedad.
* Politólogo, director del Instituto del Desarrollo Humano de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
jueves, 11 de diciembre de 2008
miércoles, 30 de julio de 2008
Medios y fines - Por Diego Pérez *
El gobierno nacional decidió relanzar el debate sobre la ley de radiodifusión. El proyecto de ley será enviado al Congreso en las próximas semanas. Aquí se presentan dos opiniones complementarias que apuntan a cuestiones que deben tenerse en cuenta en la discusión sobre la nueva norma.
Los últimos acontecimientos políticos de la Argentina lo confirman una vez más: los medios de comunicación en esta etapa de la sociedad han quebrado definitivamente el sistema de representación en el que estaba asentada la acción política, tal cual la hemos conocido desde los clásicos hasta no hace mucho tiempo.
El poder político-institucional en este contexto se torna extremadamente volátil y efímero, sujeto a las mediciones del minuto a minuto, mientras que los medios masivos de comunicación –y en especial la televisión– adquieren un enorme peso simbólico y efectivo a la hora de construir los escenarios cotidianos basados en la firme práctica del mercadeo.
Para intentar contrarrestar, o supuestamente poner de su lado, a los medios privados, los gobiernos continúan pactando, haciendo concesiones o tratando de cooptarlos con jugosas pautas publicitarias. Esta política, dictada por la supuesta conveniencia, la connivencia o por el miedo, ha implicado siempre dejar de ejercer la potestad del Estado de abrir el espacio público al conjunto de la sociedad. Ya no sólo se trata de la libertad de formar empresas editoriales o de prensa, esto es una condición necesaria pero no suficiente para una democracia real. Se trata de no entregar la convivencia de la sociedad al mercado.
Los medios tienen sus propios parlamentos, sus propios discursos políticos, sus propios líderes de opinión y sus propias tribunas. ¿Está mal que así sea? De ninguna manera. Lo que es absolutamente inverosímil es que cualquier gobierno popular que aspira a representar el interés colectivo de manera democrática no construya en el Estado un sistema de medios públicos muy fuerte. ¿Qué tan fuerte? Tan fuerte como un Parlamento democrático y plural, tan fuerte como una Justicia independiente, tan fuerte como una economía sólida y distributiva. Pero ¡atención!, hoy ya no se puede construir un Parlamento sólido, una Justicia independiente y una economía social sin contar con las voces plurales de las mayorías (y minorías) no moduladas por los medios del mercado. Este debate, el del fortalecimiento de los medios públicos –juntamente con una nueva ley de radiodifusión– es el que se debe profundizar hoy en la Argentina y no –a mi juicio– un innecesario observatorio de medios, de opacas funciones.
Cualquier gobierno legítimo y popular, que aspire a gobernar a un país tan diverso, a una sociedad tan compleja como la Argentina, necesita construir un Estado democrático y eficaz. Esto implica una red de medios públicos altamente calificada, con los mejores profesionales y con una tecnología adecuada (el canal Encuentro es una excelente muestra de que esto es posible aunque en otra escala y tareas). Pero por sobre todas las cuestiones necesita un sistema de medios públicos que no esté al servicio de un gobierno en particular. Un sistema administrado por consenso entre sectores sociales, profesionales del periodismo, de la comunicación, de las artes, de las organizaciones no gubernamentales, las universidades, el Parlamento, etcétera.
Un sistema que capacite y promueva nuevas formas de comunicación, que salga a disputar la agenda con los demás actores privados en el escenario social.
No podríamos pensar un Estado democrático si los diputados y senadores fueran elegidos por ser representantes de empresas o grupos económicos o los jueces fueran electos por su éxito en los negocios. ¿Por qué debemos pensar que los directivos y dueños de los medios de comunicación privados deberían ser los garantes de una comunicación democrática y plural?¿No les estaremos pidiendo demasiado?
Un Estado ausente en esta materia significa –como ha pasado con la educación, los transportes, la energía, la salud en la década de los ’90– dejar en manos del “mercado” el escenario de la convivencia de un país, o lo que es lo mismo, un acta de defunción de la democracia social y una ayuda invalorable para los que pregonan una democracia a control remoto.
* Periodista. Maestrando UNLP/Unpsjb
Fuente: Página/ 12.
Los últimos acontecimientos políticos de la Argentina lo confirman una vez más: los medios de comunicación en esta etapa de la sociedad han quebrado definitivamente el sistema de representación en el que estaba asentada la acción política, tal cual la hemos conocido desde los clásicos hasta no hace mucho tiempo.
El poder político-institucional en este contexto se torna extremadamente volátil y efímero, sujeto a las mediciones del minuto a minuto, mientras que los medios masivos de comunicación –y en especial la televisión– adquieren un enorme peso simbólico y efectivo a la hora de construir los escenarios cotidianos basados en la firme práctica del mercadeo.
Para intentar contrarrestar, o supuestamente poner de su lado, a los medios privados, los gobiernos continúan pactando, haciendo concesiones o tratando de cooptarlos con jugosas pautas publicitarias. Esta política, dictada por la supuesta conveniencia, la connivencia o por el miedo, ha implicado siempre dejar de ejercer la potestad del Estado de abrir el espacio público al conjunto de la sociedad. Ya no sólo se trata de la libertad de formar empresas editoriales o de prensa, esto es una condición necesaria pero no suficiente para una democracia real. Se trata de no entregar la convivencia de la sociedad al mercado.
Los medios tienen sus propios parlamentos, sus propios discursos políticos, sus propios líderes de opinión y sus propias tribunas. ¿Está mal que así sea? De ninguna manera. Lo que es absolutamente inverosímil es que cualquier gobierno popular que aspira a representar el interés colectivo de manera democrática no construya en el Estado un sistema de medios públicos muy fuerte. ¿Qué tan fuerte? Tan fuerte como un Parlamento democrático y plural, tan fuerte como una Justicia independiente, tan fuerte como una economía sólida y distributiva. Pero ¡atención!, hoy ya no se puede construir un Parlamento sólido, una Justicia independiente y una economía social sin contar con las voces plurales de las mayorías (y minorías) no moduladas por los medios del mercado. Este debate, el del fortalecimiento de los medios públicos –juntamente con una nueva ley de radiodifusión– es el que se debe profundizar hoy en la Argentina y no –a mi juicio– un innecesario observatorio de medios, de opacas funciones.
Cualquier gobierno legítimo y popular, que aspire a gobernar a un país tan diverso, a una sociedad tan compleja como la Argentina, necesita construir un Estado democrático y eficaz. Esto implica una red de medios públicos altamente calificada, con los mejores profesionales y con una tecnología adecuada (el canal Encuentro es una excelente muestra de que esto es posible aunque en otra escala y tareas). Pero por sobre todas las cuestiones necesita un sistema de medios públicos que no esté al servicio de un gobierno en particular. Un sistema administrado por consenso entre sectores sociales, profesionales del periodismo, de la comunicación, de las artes, de las organizaciones no gubernamentales, las universidades, el Parlamento, etcétera.
Un sistema que capacite y promueva nuevas formas de comunicación, que salga a disputar la agenda con los demás actores privados en el escenario social.
No podríamos pensar un Estado democrático si los diputados y senadores fueran elegidos por ser representantes de empresas o grupos económicos o los jueces fueran electos por su éxito en los negocios. ¿Por qué debemos pensar que los directivos y dueños de los medios de comunicación privados deberían ser los garantes de una comunicación democrática y plural?¿No les estaremos pidiendo demasiado?
Un Estado ausente en esta materia significa –como ha pasado con la educación, los transportes, la energía, la salud en la década de los ’90– dejar en manos del “mercado” el escenario de la convivencia de un país, o lo que es lo mismo, un acta de defunción de la democracia social y una ayuda invalorable para los que pregonan una democracia a control remoto.
* Periodista. Maestrando UNLP/Unpsjb
Fuente: Página/ 12.
martes, 29 de julio de 2008
“Gobierno” no se opone a “campo”. Por Raúl Barreiros *
El cuadro semiótico es la estructura de la significación. Se funda en la negación y la aserción, y muestra la relación de presupuesto recíproca que los términos de un mismo eje semántico mantienen, no en su esencia, sino en las relaciones que contraen: “masculino” sólo tiene sentido en relación con “femenino” y recíprocamente.
Veamos un ejemplo de opuestos perfectos: “masculino” es negado y obtenemos “no masculino”, que da por relación “femenino”; si a su vez “femenino” es negado obtenemos “no femenino”, que da por relación “masculino”.
La oposición “campo” vs. “gobierno” le pone nombre al conflicto que, narrado a través de los medios, agitó los ánimos bucólicos y revela su error ya que junta dos elementos que no se oponen: “campo” no se opone a “gobierno”. Por lo tanto, o señala un conflicto que no existe o que una de las partes se esconde detrás de un nombre que no le pertenece.
Por medio del cuadro semiótico, la “ciudad” se nos presenta como la verdadera oposición de “campo”, como dos lugares que tienen historia aquí (la frase “la ciudad y el campo” abre 12.500.000 de sitios en Google). Al negar “campo” obtenemos “no campo” y por relación da “ciudad”, cuya negación, “no ciudad”, por relación da “campo”.
En la palabra “campo”, su territorio semántico y su imaginario contienen otros significados asociados por la cultura: naturaleza, ingenuidad, sencillez y sabiduría. A la “ciudad”, que es el lugar donde está el “gobierno”, le corresponden estos otros significados: artificialidad, astucia, complejidad y educación. Y, por contigüidad geográfica y metonímica, a los gobiernos también.
El término “actante” designa al participante (persona, animal o cosa) en una narración. En este caso, el actante “campo”, máscara de grupo económico- agrícola, ha representado su disfraz a la perfección, se ha arrogado la representación de la ingenuidad: “Nosotros no entendemos de leyes”. De la sencillez: “Esto es fácil, no lo quieren ver”. Y de la sabiduría: “Si deciden otra cosa, está mal”.
Los gobiernos progresistas proceden sin agilidad ante los conflictos, pues están atados a ciertos protocolos de legalidad que los medios se obstinan en llamar burocracia. Esto es porque nunca se permiten coincidir con los que gobiernan, dado que el mote de “oficialista” causa tal grima y escozor que debiera ser tomado por el opuesto perfecto de “periodista”. El sambenito de “oficialista” rompe un cierto maquillaje “independentista”, lo cual produce un grado de estupidez importante en la prensa que no quiere, ni por error, coincidir con el Gobierno. No actúa del mismo modo con los grupos económicos siempre que pueda esconderlos tras el colectivo “gente”: “la ‘gente’ cortó las rutas”.
Al término “gobierno” es sencillo hallarle un antagonista ya que el pertinente es “la oposición” (de otros partidos políticos), pero aquí no aparecieron institucionalmente los partidos políticos ni los grupos económicos, atrincherados e invisibles detrás de la palabra “campo”, hasta que el problema llegó al Congreso. Los gobiernos soportan la oposición de grupos de poder, que no es igual a la de los partidos políticos; a veces puede ser un sindicato –un grupo de trabajadores que hacen huelga– a los que los partidos políticos les escapan, o un grupo de empresarios –que hacen piquetes, como en este caso– a los que hacen cola para representar. Las otras clasificaciones que hicieron los medios, como paro o lockout, son incorrectas toda vez que el “campo” cuando ocupó las rutas no detuvo la producción, como corresponde a un paro, ni cerró sus establecimientos dejando a sus trabajadores afuera de ellos (tal es el sentido de lockout). Por lo tanto, estamos ante un sector empresario que, como el Gobierno, tiene una meta: disponer de más recursos para sus intereses. Existe un objeto (aquello que el sujeto pretende), los recursos, por el cual pelean los actantes, que –según sus propios objetivos declarados– los usarían, en el caso del “campo” (grupo económico agrícola) para provecho personal –argumento racional– y no arruinarse –argumento dramático–; y en el caso del oponente “gobierno”, para construir hospitales –argumento dramático–, o para atender lo que el Estado demande –argumento racional–, pero lo que no hace es usarlo en su provecho personal.
* Investigador en medios masivos en UNLP, UNLZ, IUNA y San Andrés.
Fuente: Página/ 12
Veamos un ejemplo de opuestos perfectos: “masculino” es negado y obtenemos “no masculino”, que da por relación “femenino”; si a su vez “femenino” es negado obtenemos “no femenino”, que da por relación “masculino”.
La oposición “campo” vs. “gobierno” le pone nombre al conflicto que, narrado a través de los medios, agitó los ánimos bucólicos y revela su error ya que junta dos elementos que no se oponen: “campo” no se opone a “gobierno”. Por lo tanto, o señala un conflicto que no existe o que una de las partes se esconde detrás de un nombre que no le pertenece.
Por medio del cuadro semiótico, la “ciudad” se nos presenta como la verdadera oposición de “campo”, como dos lugares que tienen historia aquí (la frase “la ciudad y el campo” abre 12.500.000 de sitios en Google). Al negar “campo” obtenemos “no campo” y por relación da “ciudad”, cuya negación, “no ciudad”, por relación da “campo”.
En la palabra “campo”, su territorio semántico y su imaginario contienen otros significados asociados por la cultura: naturaleza, ingenuidad, sencillez y sabiduría. A la “ciudad”, que es el lugar donde está el “gobierno”, le corresponden estos otros significados: artificialidad, astucia, complejidad y educación. Y, por contigüidad geográfica y metonímica, a los gobiernos también.
El término “actante” designa al participante (persona, animal o cosa) en una narración. En este caso, el actante “campo”, máscara de grupo económico- agrícola, ha representado su disfraz a la perfección, se ha arrogado la representación de la ingenuidad: “Nosotros no entendemos de leyes”. De la sencillez: “Esto es fácil, no lo quieren ver”. Y de la sabiduría: “Si deciden otra cosa, está mal”.
Los gobiernos progresistas proceden sin agilidad ante los conflictos, pues están atados a ciertos protocolos de legalidad que los medios se obstinan en llamar burocracia. Esto es porque nunca se permiten coincidir con los que gobiernan, dado que el mote de “oficialista” causa tal grima y escozor que debiera ser tomado por el opuesto perfecto de “periodista”. El sambenito de “oficialista” rompe un cierto maquillaje “independentista”, lo cual produce un grado de estupidez importante en la prensa que no quiere, ni por error, coincidir con el Gobierno. No actúa del mismo modo con los grupos económicos siempre que pueda esconderlos tras el colectivo “gente”: “la ‘gente’ cortó las rutas”.
Al término “gobierno” es sencillo hallarle un antagonista ya que el pertinente es “la oposición” (de otros partidos políticos), pero aquí no aparecieron institucionalmente los partidos políticos ni los grupos económicos, atrincherados e invisibles detrás de la palabra “campo”, hasta que el problema llegó al Congreso. Los gobiernos soportan la oposición de grupos de poder, que no es igual a la de los partidos políticos; a veces puede ser un sindicato –un grupo de trabajadores que hacen huelga– a los que los partidos políticos les escapan, o un grupo de empresarios –que hacen piquetes, como en este caso– a los que hacen cola para representar. Las otras clasificaciones que hicieron los medios, como paro o lockout, son incorrectas toda vez que el “campo” cuando ocupó las rutas no detuvo la producción, como corresponde a un paro, ni cerró sus establecimientos dejando a sus trabajadores afuera de ellos (tal es el sentido de lockout). Por lo tanto, estamos ante un sector empresario que, como el Gobierno, tiene una meta: disponer de más recursos para sus intereses. Existe un objeto (aquello que el sujeto pretende), los recursos, por el cual pelean los actantes, que –según sus propios objetivos declarados– los usarían, en el caso del “campo” (grupo económico agrícola) para provecho personal –argumento racional– y no arruinarse –argumento dramático–; y en el caso del oponente “gobierno”, para construir hospitales –argumento dramático–, o para atender lo que el Estado demande –argumento racional–, pero lo que no hace es usarlo en su provecho personal.
* Investigador en medios masivos en UNLP, UNLZ, IUNA y San Andrés.
Fuente: Página/ 12
viernes, 13 de junio de 2008
1918-2008: A 90 años de la Reforma Universitaria *
“Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos. Las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana.”
En junio de 1918, jóvenes estudiantes de la Universidad de Córdoba protagonizaron un hecho que alcanzaría en el tiempo una trascendencia histórica en la lucha de los pueblos latinoamericanos por la democracia y la justicia social.
En junio de 1918, jóvenes estudiantes de la Universidad de Córdoba protagonizaron un hecho que alcanzaría en el tiempo una trascendencia histórica en la lucha de los pueblos latinoamericanos por la democracia y la justicia social.
El manifiesto liminar de la Reforma Universitaria que se difundió desde esa casa de estudios fue la plataforma en la que se apoyo la lucha por el acceso a la educación para todos.
Detrás de la consigna “Universidad abierta al pueblo“, se encolumnaron millares de luchadores de este país y de América Latina.
En ese contexto los principios reformistas tales como la libertad de pensamiento y de cátedra, solidaridad latinoamericana, participación de la comunidad universitaria en el gobierno institucional, fueron reinvidicaciones que adquirieron trascendencia universal.
Acto baustimal de nuestra universidad moderna, autónoma y participativa, e hito fundante de una identidad cultural latinoamericana que revirtió el sentido de la tradicional dependencia de origen europeo, la Reforma Universitaria no fue, sin embargo ni un hecho aislado en el plano nacional, ni ajeno a acontecimientos gravitantes en el orden internacional.
La Universidad pre-reformista estaba perimida y en consecuencia contaba con legitimidad a los reiterados reclamos estudiantiles por la renovación total de sus estructuras y objetivos.
Precisamente fue la ley Sáenz Peña la que brindó el hábitat nacional indispensable para el éxito de ese movimiento. Con el acceso a la presidencia de Hipólito Irigoyen se procedió al fortalecimiento de las instituciones democráticas y emprender de ese modo, el rumbo hacia grandes transformaciones nacionales.
El sentido profundo del movimiento reformista no se agota en sus reinvidicaciones a favor de una profunda y genuina democratización de la enseñanza. Su significación esencial, y núcleo de la vigencia histórica de aquel movimiento radicó, justamente, en su capacidad de exceder el ámbito de esa justa reivindicación sectorial, y en la comprensión de que tales objetivos eran irrealizables sin una democratización profunda de todas las relaciones sociales y políticas como destino de una sólida democracia y de una sociedad más justa.
A noventa años de subvertir el orden establecido de un modelo “intelectual”: tradicional, conservador y confesional, por un modelo: cientificista, progresista, laico y democrático el homenaje a aquellos estudiantes reformistas y nuestro compromiso permanente con la Educación Publica, Libre, Laica, Gratuita y Co-Gobernada.
* Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP
Secretaría de Extensión
lunes, 2 de junio de 2008
“Carta abierta”: Pronunciamiento de los intelectuales frente al conflicto con el agro
La Federación Nacional de Docentes Universitarios adhiere a la convocatoria realizada por personalidades de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias y el cine, quienes elaboraron la siguiente “Carta Abierta” para fijar posición sobre el conflicto planteado por los sectores económicos contra la política de retenciones del Gobierno Nacional. Se profundizan los espacios de discusión para garantizar la defensa de un gobierno elegido democráticamente y a través del voto popular.
“En defensa de un gobierno democrático popular amenazado, preservando la libertad de crítica”
Preocupados por el clima político que se ha instalado en la Argentina en las últimas semanas, 750 personas de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas, se pronunciaron con una “Carta Abierta”. La intención de este grupo es generar un espacio de participación para la discusión y la intervención de y en las políticas públicas, en defensa de un gobierno democrático popular amenazado, preservando la libertad de crítica. Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones -comprensible objeto de litigio- dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental. Esta atmósfera política, que trasciende el «tema del agro», ha movilizado a integrantes de los mundos políticos e intelectuales, preocupados por la suerte de una democracia a la que aquellos sectores buscan limitar y domesticar. La inquietud es compartida por franjas heterogéneas de la sociedad que más allá de acuerdos y desacuerdos con las decisiones del gobierno consideran que, en los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político. No ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país. Y, fundamentalmente, reabriendo la relación entre política, Estado, democracia y conflicto como núcleo de una sociedad que desea avanzar hacia horizontes de más justicia y mayor equidad.
Desde 2003 las políticas gubernamentales incluyeron un debate que involucra a la historia, a la persistencia en nosotros del pasado y sus relaciones con los giros y actitudes del presente.Un debate por las herencias y las biografías económicas, sociales, culturales y militantes que tiene como uno de sus puntos centrales la cuestión de la memoria articulada en la política de derechos humanos y que transita las tensiones y conflictos de la experiencia histórica, indesligable de los modos de posicionarse comprensivamente delante de cada problema que hoy está en juego.En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente «la realidad» de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen «la verdad» sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el raiting. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.Esta práctica de auténtica barbarie política diaria, de desinformación y discriminación, consiste en la gestación permanente de mensajes conformadores de una conciencia colectiva reactiva.Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social.En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. Tomar conciencia de nuestro lugar en esta contienda desde las ciencias, la política, el arte, la información, la literatura, la acción social, los derechos humanos, los problemas de género, oponiendo a los poderes de la dominación la pluralidad de un espacio político intelectual lúcido en sus argumentos democráticos. Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado. De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política. Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal de país. La relación entre la realidad política y el mundo intelectual no ha sido especialmente alentada desde el gobierno nacional y las políticas estatales no han considerado la importancia, complejidad y carácter político que tiene la producción cultural.
En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales. Esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país, sino en el actual Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Correa, en la Venezuela de Chávez, en el Chile de Bachelet, donde abundan documentos, estudios y evidencias sobre el papel determinante que asume la contienda cultural y comunicativa y las denuncias contra los medios en manos de los grupos de mercado más concentrados. Es también en esta confrontación, que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos. Reconociendo los inesperados giros de las confrontaciones que vienen sucediéndose en esta excepcional edad democrática y popular de América Latina desde comienzos de siglo XXI, vemos entonces la significación que adquiere la reflexión crítica en relación a las vicisitudes entre Estado, sociedad y mercado globalizado. Uno de los puntos débiles de los gobiernos latinoamericanos, incluido el de Cristina Fernández, es que no asumen la urgente tarea de construir una política a la altura de los desafíos diarios de esta época, que tenga como horizonte lo político emancipatorio.
Porque no se trata de proponer un giro de precisión académica a los problemas, sino de una exigencia de pasaje a la política, en un tiempo argentino en el que se vuelven a discutir cuestiones esenciales que atraviesan nuestras prácticas. Pasaje hacia la política que nos confronta con las dimensiones de la justicia, la igualdad, la democratización social y la producción de nuevas formas simbólicas que sean capaces de expresar las transformaciones de la época.
En este sentido es que visualizamos la originalidad de lo que está ocurriendo en América Latina (más allá de las diferencias que existen entre los distintos proyectos nacionales) y los peligros a los que nos enfrentamos, peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa.
Teniendo en cuenta esta escena de nuestra actualidad, nuestro propósito es aportar a una fuerte intervención política -donde el campo intelectual, informativo, científico, artístico y político juega un rol de decisiva importancia- en el sentido de una democratización, profundización y renovación del campo de los grandes debates públicos. Estratégicamente se trata de sumar formas políticas que ayuden a fecundar una forma más amplia y participativa de debatir. Nos interesa pues encontrar alternativas emancipadoras en los lenguajes, en las formas de organización, en los modos de intervención en lo social desde el Estado y desde el llano, alternativas que puedan confrontar con las apetencias de los poderes conservadores y reactivos que resisten todo cambio real. Pero también que pueda discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. Una nueva época democrática, nacional y popular es una realidad de conflictos cotidianos, y precisa desplegar las voces en un vasto campo de lucha, confiar, alentar e interactuar. En este sentido, sentimos que las carencias que muchas veces muestra el gobierno para enfocar y comprender los vínculos, indispensables, con campos sociales que no se componen exclusivamente por aquellos sectores a los que está acostumbrado a interpelar, no posibilitan generar una dinámica de encuentro y diálogo recreador de lo democrático-popular. Creemos indispensable señalar los límites y retrasos del gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política desde el poder real que ejerce y conduce al país (no desde la mera teoría), situando tal tema como centro neurálgico del conflicto contra sectores concentrados del poder económico. Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio politico plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. Experiencia que se instituye como espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente, sin perder como espacio autonomía ni identidad propia. Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación.
Preocupados por el clima político que se ha instalado en la Argentina en las últimas semanas, 750 personas de la cultura, la educación, el periodismo, las ciencias, el cine, las artes, la poesía y la literatura, entre otras disciplinas, se pronunciaron con una “Carta Abierta”. La intención de este grupo es generar un espacio de participación para la discusión y la intervención de y en las políticas públicas, en defensa de un gobierno democrático popular amenazado, preservando la libertad de crítica. Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía. La oposición a las retenciones -comprensible objeto de litigio- dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo. No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental. Esta atmósfera política, que trasciende el «tema del agro», ha movilizado a integrantes de los mundos políticos e intelectuales, preocupados por la suerte de una democracia a la que aquellos sectores buscan limitar y domesticar. La inquietud es compartida por franjas heterogéneas de la sociedad que más allá de acuerdos y desacuerdos con las decisiones del gobierno consideran que, en los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político. No ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país. Y, fundamentalmente, reabriendo la relación entre política, Estado, democracia y conflicto como núcleo de una sociedad que desea avanzar hacia horizontes de más justicia y mayor equidad.
Desde 2003 las políticas gubernamentales incluyeron un debate que involucra a la historia, a la persistencia en nosotros del pasado y sus relaciones con los giros y actitudes del presente.Un debate por las herencias y las biografías económicas, sociales, culturales y militantes que tiene como uno de sus puntos centrales la cuestión de la memoria articulada en la política de derechos humanos y que transita las tensiones y conflictos de la experiencia histórica, indesligable de los modos de posicionarse comprensivamente delante de cada problema que hoy está en juego.En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente «la realidad» de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen «la verdad» sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el raiting. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.Esta práctica de auténtica barbarie política diaria, de desinformación y discriminación, consiste en la gestación permanente de mensajes conformadores de una conciencia colectiva reactiva.Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social.En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. Tomar conciencia de nuestro lugar en esta contienda desde las ciencias, la política, el arte, la información, la literatura, la acción social, los derechos humanos, los problemas de género, oponiendo a los poderes de la dominación la pluralidad de un espacio político intelectual lúcido en sus argumentos democráticos. Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado. De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política. Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal de país. La relación entre la realidad política y el mundo intelectual no ha sido especialmente alentada desde el gobierno nacional y las políticas estatales no han considerado la importancia, complejidad y carácter político que tiene la producción cultural.
En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales. Esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país, sino en el actual Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Correa, en la Venezuela de Chávez, en el Chile de Bachelet, donde abundan documentos, estudios y evidencias sobre el papel determinante que asume la contienda cultural y comunicativa y las denuncias contra los medios en manos de los grupos de mercado más concentrados. Es también en esta confrontación, que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos. Reconociendo los inesperados giros de las confrontaciones que vienen sucediéndose en esta excepcional edad democrática y popular de América Latina desde comienzos de siglo XXI, vemos entonces la significación que adquiere la reflexión crítica en relación a las vicisitudes entre Estado, sociedad y mercado globalizado. Uno de los puntos débiles de los gobiernos latinoamericanos, incluido el de Cristina Fernández, es que no asumen la urgente tarea de construir una política a la altura de los desafíos diarios de esta época, que tenga como horizonte lo político emancipatorio.
Porque no se trata de proponer un giro de precisión académica a los problemas, sino de una exigencia de pasaje a la política, en un tiempo argentino en el que se vuelven a discutir cuestiones esenciales que atraviesan nuestras prácticas. Pasaje hacia la política que nos confronta con las dimensiones de la justicia, la igualdad, la democratización social y la producción de nuevas formas simbólicas que sean capaces de expresar las transformaciones de la época.
En este sentido es que visualizamos la originalidad de lo que está ocurriendo en América Latina (más allá de las diferencias que existen entre los distintos proyectos nacionales) y los peligros a los que nos enfrentamos, peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa.
Teniendo en cuenta esta escena de nuestra actualidad, nuestro propósito es aportar a una fuerte intervención política -donde el campo intelectual, informativo, científico, artístico y político juega un rol de decisiva importancia- en el sentido de una democratización, profundización y renovación del campo de los grandes debates públicos. Estratégicamente se trata de sumar formas políticas que ayuden a fecundar una forma más amplia y participativa de debatir. Nos interesa pues encontrar alternativas emancipadoras en los lenguajes, en las formas de organización, en los modos de intervención en lo social desde el Estado y desde el llano, alternativas que puedan confrontar con las apetencias de los poderes conservadores y reactivos que resisten todo cambio real. Pero también que pueda discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. Una nueva época democrática, nacional y popular es una realidad de conflictos cotidianos, y precisa desplegar las voces en un vasto campo de lucha, confiar, alentar e interactuar. En este sentido, sentimos que las carencias que muchas veces muestra el gobierno para enfocar y comprender los vínculos, indispensables, con campos sociales que no se componen exclusivamente por aquellos sectores a los que está acostumbrado a interpelar, no posibilitan generar una dinámica de encuentro y diálogo recreador de lo democrático-popular. Creemos indispensable señalar los límites y retrasos del gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política desde el poder real que ejerce y conduce al país (no desde la mera teoría), situando tal tema como centro neurálgico del conflicto contra sectores concentrados del poder económico. Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio politico plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. Experiencia que se instituye como espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente, sin perder como espacio autonomía ni identidad propia. Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación.
miércoles, 14 de mayo de 2008
Rehenes de Monsanto - Por Raúl Montenegro *
Qué duro es sentirse minoría en un país de falsas mayorías.
Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entresí cuando son cómplices necesarios del país sojero.
Qué duro es ver cacerolas relucientes y llenas de soja RR en elasfalto civilizado de Buenos Aires.
Qué duro es ver las cacerolas renegridas y sin tierra de loscampesinos de Santiago del Estero.
Qué duro es ver a los estudiantes de universidades argentinas con suscarteles de apoyo a los ruralistas en huelga, como si Monsanto y el Che Guevara pudieran darse la mano.
Qué duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantesmovilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento nosalieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita.
Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel.
Qué duro es ver el rostro reseco de doña Juana expulsada, de doñaJuana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja.
Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos.
Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte.
Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán,l as promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado.
Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas.
Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos sólo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales.
Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo.
Qué duro es recordar que el 80 por ciento de los bosques nativos ya fue destrozado y que funcionarios y productores no ven o no quierenver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados.
Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte.
Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena.
Qué duro es saber que miles de argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja.
Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el Estado no hace estudios epidemiológicos.
Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos y que la Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia boliviana.
Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles desacar que las topadoras y el monocultivo.
Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violantodos los días, impunemente, los derechos de generaciones de argentinos que todavía no nacieron.
Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan.
Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche sólo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles dehectáreas en nuestro Chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua.
Muy cerca de ellos, las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.
* Dr. Raul A. Montenegro, Biologo
Presidente de FUNAM
Premio Nobel Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia).
Profesor Titular de Biologia Evolutiva, Universidad Nacional de Cordoba (Argentina)
montenegro@funam.org.ar
FUNAM
Fundación para la defensa del ambiente.
Casilla de Correo 83 Correo Central, (5000) Córdoba, Argentina.
Qué duro es ver que el gobierno nacional y los ruralistas luchan entresí cuando son cómplices necesarios del país sojero.
Qué duro es ver cacerolas relucientes y llenas de soja RR en elasfalto civilizado de Buenos Aires.
Qué duro es ver las cacerolas renegridas y sin tierra de loscampesinos de Santiago del Estero.
Qué duro es ver a los estudiantes de universidades argentinas con suscarteles de apoyo a los ruralistas en huelga, como si Monsanto y el Che Guevara pudieran darse la mano.
Qué duro es recordar que esas cacerolas relucientes, esos estudiantesmovilizados y esas familias temerosas del desabastecimiento nosalieron a la calle cuando los terratenientes de este siglo XXI expulsaron a familias y pueblos enteros para plantar su soja maldita.
Qué duro es ver la furia ruralista al amparo de reyes sojeros como el Grupo Grobocopatel.
Qué duro es ver el rostro reseco de doña Juana expulsada, de doñaJuana sin tierra, de doña Juana con sus muertos bajo la soja.
Qué duro es ver que se cortan las rutas para que China y Europa no dejen de tener soja fresca, y para que Monsanto no deje de vender sus semillas y sus agroquímicos.
Qué duro es comprobar, con los dientes apretados, y con el corazón desierto y sin bosques, que nadie habló en nombre de los indígenas expulsados de sus territorios, de sus plantas medicinales, de su cultura y de su tiempo para que la soja y el glifosato sean los nuevos algarrobos y los nuevos duendes del monte.
Qué duro es ver con las manos y tocar con los ojos que nadie habló en nombre de los campesinos echados a topadora limpia, a bastonazos y a decisiones judiciales sin justicia para que ingresen el endosulfán,l as promotoras de Basf y las palas mecánicas con aire acondicionado.
Qué duro es saber que nadie habló en nombre del suelo destruido por la soja y por el cóctel de plaguicidas.
Qué duro es comprobar que muchos productores, gobiernos y ciudadanos no saben que los suelos sólo son fabricados por los bosques y ambientes nativos, y nunca por los cultivos industriales.
Qué duro es saber que para fabricar 2,5 centímetros de suelo en ambientes templados hacen falta de 700 a 1200 años, y que la soja los romperá en mucho menos tiempo.
Qué duro es recordar que el 80 por ciento de los bosques nativos ya fue destrozado y que funcionarios y productores no ven o no quierenver que la única forma de tener un país más sustentable es conservar al mismo tiempo superficies equivalentes de ambientes naturales y de cultivos diversificados.
Qué duro es observar cómo se extingue el campesino que convivía con el monte y cómo lo reemplaza una gran empresa agrícola que empieza irónicamente sus actividades destruyendo ese monte.
Qué duro es ver que el monocultivo de la soja refleja el monocultivo de cerebros, la ineptitud de los funcionarios públicos y el silencio de la gente buena.
Qué duro es saber que miles de argentinos están expuestos a las bajas dosis de plaguicidas, y que miles de personas enferman y mueren para que China y Europa puedan alimentar su ganado con soja.
Qué duro es saber que las bajas dosis de glifosato, endosulfán, 2,4 D y otros plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal de bebés, niños, adolescentes y adultos, y que no sabemos cuántos de ellos enfermaron y murieron por culpa de las bajas dosis porque el Estado no hace estudios epidemiológicos.
Qué duro es saber que los bosques y ambientes nativos se desmoronan, que las cuencas hídricas donde se fabrica el agua son invadidas por cultivos y que la Argentina está exportando su genocidio sojero a la Amazonia boliviana.
Qué duro es comprobar que las cacerolas relucientes son más fáciles desacar que las topadoras y el monocultivo.
Qué duro es comprobar que en nombre de las exportaciones se violantodos los días, impunemente, los derechos de generaciones de argentinos que todavía no nacieron.
Qué duro es ver las imágenes por televisión, los piquetes y las cacerolas mientras las almas sin tierra de los campesinos y los indígenas no tienen imágenes, ni piquetes, ni cacerolas que los defiendan.
Qué duro es comprobar que estas reflexiones escritas a medianoche sólo circularán en la casi clandestinidad mientras Monsanto gira sus divisas a Estados Unidos, mientras las topadoras desmontan miles dehectáreas en nuestro Chaco semiárido para que rápidamente tengamos 19 millones de hectáreas plantadas con soja, y mientras miles de niños argentinos duermen sin saber que su sangre tiene plaguicidas, y que su país alguna vez tuvo bosques que fabricaban suelo y conservaban agua.
Muy cerca de ellos, las cacerolas abolladas vuelven a la cocina.
* Dr. Raul A. Montenegro, Biologo
Presidente de FUNAM
Premio Nobel Alternativo 2004 (RLA-Estocolmo, Suecia).
Profesor Titular de Biologia Evolutiva, Universidad Nacional de Cordoba (Argentina)
montenegro@funam.org.ar
FUNAM
Fundación para la defensa del ambiente.
Casilla de Correo 83 Correo Central, (5000) Córdoba, Argentina.
jueves, 17 de abril de 2008
Observatorio de Medios: Comunicado en solidaridad con el Decano de Ciencias Sociales
Los decanos de las Facultades de Ciencias Exactas y Naturales, Jorge Aliaga; Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Jaime Sorín; y Filosofía y Letras, Hugo Trinchero --todas unidades académicas de la UBA-- desean dar a conocer el siguiente comunicado de prensa, en relación a los recientes ataques al Observatorio contra la Discriminación en los Medios de Comunicación propuesto por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, focalizados en la persona del decano de esta casa de estudios, Federico Schuster.
COMUNICADO DE PRENSA
Los últimos treinta días han conmovido a la sociedad argentina. El conflicto que comenzó con el rechazo a las retenciones fue profundizándose día a día, atravesando con su marca a todos los sectores sociales.
Sería absurdo suponer que las Facultades de Ciencias Sociales habrían de mantenerse alejadas del conflicto. Sería necio pedirles que lo observaran o lo analizaran sin intervenir. Al contrario, tendríamos que exigirles considerar las problemáticas sociales, no sólo en los gabinetes y congresos, sino también y fundamentalmente en relación con la experiencia cotidiana de hombres concretos, que viven en lugares concretos, con padecimientos y limitaciones concretos. Esta responsabilidad que le cabe a cualquier intelectual es mayor para la Universidad Pública que, mantenida por el esfuerzo de todos los argentinos -aún el de aquellos que lamentablemente no pueden acceder a sus aulas- tiene como funciones básicas la de producir conocimientos y la de transferirlos a la comunidad toda.
Cumpliendo con ese mandato social, y desde la idoneidad que implica albergar en su seno la formación de profesionales en Ciencias de la Comunicación, la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, a través de su órgano máximo de gobierno, el Consejo Directivo, se ha comprometido con la situación recordando y reclamando la función ética y social de los medios, analizando, discutiendo y alertando de cara a la sociedad la existencia de manifestaciones susceptibles de encuadrarse en prácticas discriminatorias en ellos, proponiendo la revitalización del Observatorio contra la Discriminación en los Medios de Comunicación, e invitando a periodistas y medios a convocar al ejercicio responsable en el tratamiento de la información.
Esta actitud comprometida, digna de elogio por ser expresión del verdadero sentido de la Universidad Pública, ha sido objeto de ataques por parte de algunos medios que, al focalizarlos en la persona de su decano, Dr. Federico Schuster, han dado una muestra más de aquello que los Observatorios de Comunicación buscan combatir: los juicios ligeros, las arengas fáciles, carentes de sustento y por ende, distorsionadoras de la realidad.
Ante los ataques al Dr. Schuster, expresamos el más profundo apoyo a la actitud llevada adelante por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales, al tiempo que denunciamos la maniobra de personalización que algunos medios están realizando, olvidando que el decano Schuster ha sido elegido y respaldado dos veces por los tres claustros de su facultad , representando las líneas políticas mayoritarias que coexisten con las demás expresiones políticas propias de la democracia universitaria. Identificar al decano Schuster como "ariete del gobierno nacional" es desconocer las reglas de la autonomía universitaria y de su cogobierno pero, sobre todo, implica cambiar el eje de la discusión, despreciando la capacidad de análisis que la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA ha puesto al servicio de la comprensión crítica y activa de los fenómenos culturales y simbólicos propios de esta coyuntura.
Jorge Aliaga, decano Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Jaime Sorin, decano Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Hugo Trinchero, decano Facultad de Filosofía y Letras
COMUNICADO DE PRENSA
Los últimos treinta días han conmovido a la sociedad argentina. El conflicto que comenzó con el rechazo a las retenciones fue profundizándose día a día, atravesando con su marca a todos los sectores sociales.
Sería absurdo suponer que las Facultades de Ciencias Sociales habrían de mantenerse alejadas del conflicto. Sería necio pedirles que lo observaran o lo analizaran sin intervenir. Al contrario, tendríamos que exigirles considerar las problemáticas sociales, no sólo en los gabinetes y congresos, sino también y fundamentalmente en relación con la experiencia cotidiana de hombres concretos, que viven en lugares concretos, con padecimientos y limitaciones concretos. Esta responsabilidad que le cabe a cualquier intelectual es mayor para la Universidad Pública que, mantenida por el esfuerzo de todos los argentinos -aún el de aquellos que lamentablemente no pueden acceder a sus aulas- tiene como funciones básicas la de producir conocimientos y la de transferirlos a la comunidad toda.
Cumpliendo con ese mandato social, y desde la idoneidad que implica albergar en su seno la formación de profesionales en Ciencias de la Comunicación, la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, a través de su órgano máximo de gobierno, el Consejo Directivo, se ha comprometido con la situación recordando y reclamando la función ética y social de los medios, analizando, discutiendo y alertando de cara a la sociedad la existencia de manifestaciones susceptibles de encuadrarse en prácticas discriminatorias en ellos, proponiendo la revitalización del Observatorio contra la Discriminación en los Medios de Comunicación, e invitando a periodistas y medios a convocar al ejercicio responsable en el tratamiento de la información.
Esta actitud comprometida, digna de elogio por ser expresión del verdadero sentido de la Universidad Pública, ha sido objeto de ataques por parte de algunos medios que, al focalizarlos en la persona de su decano, Dr. Federico Schuster, han dado una muestra más de aquello que los Observatorios de Comunicación buscan combatir: los juicios ligeros, las arengas fáciles, carentes de sustento y por ende, distorsionadoras de la realidad.
Ante los ataques al Dr. Schuster, expresamos el más profundo apoyo a la actitud llevada adelante por el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales, al tiempo que denunciamos la maniobra de personalización que algunos medios están realizando, olvidando que el decano Schuster ha sido elegido y respaldado dos veces por los tres claustros de su facultad , representando las líneas políticas mayoritarias que coexisten con las demás expresiones políticas propias de la democracia universitaria. Identificar al decano Schuster como "ariete del gobierno nacional" es desconocer las reglas de la autonomía universitaria y de su cogobierno pero, sobre todo, implica cambiar el eje de la discusión, despreciando la capacidad de análisis que la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA ha puesto al servicio de la comprensión crítica y activa de los fenómenos culturales y simbólicos propios de esta coyuntura.
Jorge Aliaga, decano Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
Jaime Sorin, decano Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Hugo Trinchero, decano Facultad de Filosofía y Letras
viernes, 4 de abril de 2008
Comunicado de la FUA a un año del asesinato del maestro Carlos Fuentealba
Se cumple un año del asesinato del maestro Carlos Fuentealba a manos de las fuerzas represivas de la provincia de Neuquén al mando del entonces gobernador Jorge Sobisch.
El hecho ocurrió durante la movilización docente contra el gobierno de Sobisch en reclamo de aumento salarial, donde el docente neuquino fue alcanzado en la cabeza por una granada de gas lanzada por la espalda por la Policía en la ruta 22 de la provincia de Neuquén.
A un año se vuelve necesario repudiar nuevamente el hecho, recordar a nuestro compañero y reflexionar sobre quiénes son los principales enemigos del pueblo que reaccionan de tal forma cuando se discute en términos concretos y no abstractos la distribución de la riqueza.
En la práctica se mide realmente, quién está a favor y quién está en contra de repartir con justicia la riqueza producida por nuestro pueblo, mientras que por lo general nadie está en desacuerdo con ello en términos teóricos y hasta llegan a repetirlo incansablemente, incorporándolo como eje de sus propuestas.
Este tipo de hechos de represión-provocación contra la movilización social nunca son producto de la casualidad sino propiciados por las fuerzas de la reacción, por los intereses económico políticos sostenedores del proyecto financiero neoliberal. Estos quieren seguir profundizando el proceso de concentración económica en base a una injusta distribución del ingreso y cercenando los derechos sociales como la educación pública, la salud solidaria, el trabajo digno y la calidad de vida de las grandes mayorías sociales.
El entonces gobernador neuquino, Jorge Sobisch, y las empresas petroleras transnacionales que lo sostenían son parte de la fuerza Neoliberal que durante años nos sometió a la miseria, siendo capaces de cometer cualquier atrocidad cuando sus negocios se ven afectados. Para ello necesitan instalar, mediante este tipo de acciones y el terrorismo mediático, un clima de violencia, "caos", crispación y desmadre social funcional a sus intereses.
Hoy todos como parte del Pueblo debemos responder con mayor unidad en la participación, movilización y capacidad de organización para enfrentar a los intereses de los grupos económicos financieros y sus oligarquías locales.
Para ello, a cada acción de represión e intento de neutralización de las luchas sociales debemos responder con mayor Unidad de los trabajadores, de los estudiantes, de los pequeños empresarios y productores por el camino del proyecto nacional y latinoamericano y por la distribución de la riqueza.
Unidad para enfrentar al proyecto Neoliberal del Imperialismo y las Oligarquías, con su "mano dura represiva" contra el Pueblo.
El hecho ocurrió durante la movilización docente contra el gobierno de Sobisch en reclamo de aumento salarial, donde el docente neuquino fue alcanzado en la cabeza por una granada de gas lanzada por la espalda por la Policía en la ruta 22 de la provincia de Neuquén.
A un año se vuelve necesario repudiar nuevamente el hecho, recordar a nuestro compañero y reflexionar sobre quiénes son los principales enemigos del pueblo que reaccionan de tal forma cuando se discute en términos concretos y no abstractos la distribución de la riqueza.
En la práctica se mide realmente, quién está a favor y quién está en contra de repartir con justicia la riqueza producida por nuestro pueblo, mientras que por lo general nadie está en desacuerdo con ello en términos teóricos y hasta llegan a repetirlo incansablemente, incorporándolo como eje de sus propuestas.
Este tipo de hechos de represión-provocación contra la movilización social nunca son producto de la casualidad sino propiciados por las fuerzas de la reacción, por los intereses económico políticos sostenedores del proyecto financiero neoliberal. Estos quieren seguir profundizando el proceso de concentración económica en base a una injusta distribución del ingreso y cercenando los derechos sociales como la educación pública, la salud solidaria, el trabajo digno y la calidad de vida de las grandes mayorías sociales.
El entonces gobernador neuquino, Jorge Sobisch, y las empresas petroleras transnacionales que lo sostenían son parte de la fuerza Neoliberal que durante años nos sometió a la miseria, siendo capaces de cometer cualquier atrocidad cuando sus negocios se ven afectados. Para ello necesitan instalar, mediante este tipo de acciones y el terrorismo mediático, un clima de violencia, "caos", crispación y desmadre social funcional a sus intereses.
Hoy todos como parte del Pueblo debemos responder con mayor unidad en la participación, movilización y capacidad de organización para enfrentar a los intereses de los grupos económicos financieros y sus oligarquías locales.
Para ello, a cada acción de represión e intento de neutralización de las luchas sociales debemos responder con mayor Unidad de los trabajadores, de los estudiantes, de los pequeños empresarios y productores por el camino del proyecto nacional y latinoamericano y por la distribución de la riqueza.
Unidad para enfrentar al proyecto Neoliberal del Imperialismo y las Oligarquías, con su "mano dura represiva" contra el Pueblo.
FEDERACION UNIVERSITARIA ARGENTINA
martes, 1 de abril de 2008
La Guerra de Malvinas: el pueblo, América latina y los “doctores liberales”
Escribe: Eritz Recalde[1] - Profesor de la Universidad Nacional de La Plata - 1 de abril de 2008
El 2 de abril se conmemora la iniciación de una guerra de un país dependiente, la República Argentina, contra el ejército mercenario de un imperio, Inglaterra, que invadió y que ocupa actualmente y de forma ilegítima desde el año 1833, un territorio que es y seguirá siendo nacional: el archipiélago de las Islas Malvinas, su mar adyacente y la plataforma submarina son argentinas. De la mano del imperio del norte se derramó sangre criolla por una causa que, salvando las diferencias que podemos poseer sobre los errores
[2], la falta de preparación, el primitivismo político o los dudosos intereses de la Junta Militar que la condujo, era y continúa siendo una causa nacional: la defensa de la soberanía y la integridad política, territorial y espiritual del país. Este punto de partida no debe ser negociado: la sangre derramada de los jóvenes argentinos que murieron defendiendo el país de la agresión del imperio británico seguirá siendo una espina clavada en lo profundo del ser nacional. La causa de Malvinas y la de sus héroes combatientes, no debe ser claudicada políticamente, ni olvidada por la cultura del pueblo argentino y latinoamericano y por el conjunto de las naciones del Tercer Mundo que a lo largo de su historia enfrentaron a un imperio.
La actitud agresiva y expansionista de los imperios ya había sido denunciada por el general Perón cuando, en la apertura de la Cátedra de Defensa Nacional de la Universidad Nacional de La Plata en el año 1944, había establecido que en el planeta existían dos tipos de naciones, las “satisfechas” y las “insatisfechas”. Las primeras, ante la carencia de un bien, no dudarían de ocupar y oprimir a las otras naciones: la historia del hombre es la historia de los pueblos por liberarse de la opresión colonial y semicolonial. Detrás de la mencionada ambición material, en el año 1806 el imperio británico inició una ocupación del Virreinato que fue resistida por criollos y españoles, improvisando y dando nacimiento al ejército argentino, pueblo en armas que 176 años después enfrentó nuevamente al ocupante imperial. El desembarco en el Puerto Soledad en el año 1833 y la ocupación efectiva de las islas en 1867 durante el gobierno liberal de Mitre que estaba “ocupado” en la vergonzosa Guerra del Paraguay, le dio al imperio británico una base y un puerto naval para movilizar materiales y hombres en su política colonial sobre Australia y Asia.
[3] Asimismo, le permitió al pirata exportador de manufacturas industriales y de las corrientes intelectuales de la economía política liberal, obtener una posición estratégica para el control de los mares y los recursos naturales del sur del planeta. De aquella usurpación que fue denunciada por Manuel Moreno durante el gobierno de Rosas a la actualidad, hay cuestiones que han cambiado y otras que permanecen invariables: el hurto ilegítimo y la ambición material que supone la ocupación siguen siendo las mismas. Ha variado y parcialmente, acompañando los avances científicos y productivos del capitalismo, el recurso que ambiciona el imperio: la explotación de petróleo de la plataforma submarina y la obtención de recursos marítimos con fines alimenticios[4], desatascándose el Krill. Estos son los motivos fundamentales de la ocupación de nuestro suelo. Demás está decir que, la ubicación de las islas le sigue permitiendo a Inglaterra y a la OTAN contar con un paso entre dos océanos de un valor “geopolítico” de suma importancia en el Atlántico Sur.
Es posible afirmar entonces que, la guerra iniciada en 1982, más allá de la opinión que tengamos de la conducción militar en manos de la dictadura, nos dejó varias enseñanzas. La primera, cuyo origen se remonta al año 1806 y a las luchas de la independencia, supone la afirmación de que existe un fuerte contraste entre la predisposición del pueblo postergado a la lucha contra el imperio en relación a los “doctores”, que guerra mediante, siguieron comerciando con los agresores: mientras los soldados morían en combate en el buque
General Belgrano, el Ministro de Economía argentino y docente de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alemann, honraba la deuda externa y hacía lobby de las empresas europeas destruyendo la industria nacional. En los fríos suelos del sur se combatía a muerte y en los cómodos gabinetes de los doctores de la escuela de Rivadavia, de Mitre o de Martínez de Hoz, se implementaba un programa de entrega de la industria nacional y de saqueo sobre los trabajadores desparramados en las costas malvinenses. Perdimos la guerra militarmente pero, lo que es peor aún, fuimos derrotados políticamente y culturalmente por los operadores políticos “internos” del poder imperial que actúan en gobiernos democráticos o militares sin hacer distinciones.
Otra de las enseñanzas que nos legó la guerra tiene que ver con el comportamiento de las distintas naciones. En este sentido, fue notoria la asimetría en la actuación de las potencias centrales en relación a las naciones latinoamericanas, con la triste excepción de Chile que apoyó a los ingleses. Mientras encontramos un apoyo solidario y un ofrecimiento militar, por ejemplo, de parte de Cuba o de Perú, los países “desarrollados” cerraron acuerdos para enfrentar a la Argentina: Francia votó en contra del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto a Estados Unidos e Inglaterra y tanto URSS como China se “abstuvieron” de apoyar a nuestro país. El sueño de Leopoldo Galtieri de contar con el apoyo norteamericano en la guerra por sus favores en la lucha contra la revolución nicaragüense, como no podía ser de otra manera no se cumplió: las naciones colonialistas acordaron enfrentar de forma conjunta a nuestro país. En este marco y mientras el Ministro de Economía Alemann hacía oídos sordos a las solicitudes de varios sectores del país de confiscar empresas y bancos ingleses o de implementar medidas de suspensión de tráfico marítimo y comercial con Europa, las naciones imperialistas a través de la Comunidad Económica Europea declaraban un feroz bloqueo a la Argentina. El pueblo iba a la guerra y los doctores mantenían la paz económica y la entrega del país a las empresas del agresor y sus aliados. Es necesario recordarlo:
sólo la unidad del Tercer Mundo y de Latinoamérica cortará las cadenas de opresión sobre nuestras naciones que ejercen Europa y Norteamérica.
La derrota en manos de ejército enemigo conducido por el gobierno de Margaret Tatcher, fue anunciada por el Gral. Menéndez que se rindió ante los militares británicos. Todos los argentinos conocieron la noticia de la derrota de la gesta de combatientes argentinos contra los soldados de un imperio usurpador. Lamentablemente, pocos de estos ciudadanos percibieron que el enemigo no estaba solamente en Malvinas: tras la salida de Galtieri, ingresó a la presidencia Reynaldo Bignone y de su mano, Domingo Felipe Cavallo fue nombrado presidente del Banco Central, en cuya gestión se transfirió al Estado nacional 15.000 millones de dólares de deuda externa privada[5]. Aquel precepto que establece que la guerra no se da exclusivamente en el campo de batalla sino que, termina de resolverse a través de la política y de la economía, adquirió ribetes dramáticos en nuestro país. Los argentinos abandonamos Malvinas, los ingleses y los norteamericanos con sus bancos y grandes empresas siguen en la Argentina.
Los combatientes regresaron a la patria por la puerta trasera, sin laureles y sin pueblo que los recibiera y muchos de ellos terminaron en el suicidio. Tras décadas de movilización y luchas, los ex combatientes consiguieron recién en la década de 1990 un modesto subsidio del Estado, que durante la gestión presidencial anterior fue elevado a la cifra del equivalente de tres jubilaciones mínimas. El resarcimiento económico es importante pero, es únicamente una parte del asunto para aquellos argentinos que esperan el reconocimiento de su país por haber jugado su vida enfrentando a un imperio.
Mientras tanto y paradójicamente, los “doctores liberales” operadores del interés extranjero, fueron y siguen siendo admiradores del pensamiento y la acción del liberalismo británico y ocupan lugares importantes de los gobiernos democráticos, las universidades y la prensa “independiente”.
Por eso en este nuevo aniversario decimos:
-La derrota militar de Malvinas fue acompañada por una derrota política y cultural que profundizó la destrucción de la industria del país y que favoreció la ocupación de tierra argentina por empresas e intereses ingleses y norteamericanos, conjuntamente con la desaparición y muerte de miles de luchadores sociales;
-La recuperación de Malvinas necesita como paso previo, reconstruir la conciencia nacional, ya que ninguna semicolonia “espiritual” puede ser libre políticamente;
-Sólo la unidad de los pueblos del sur nos permitirá sostener nuestro derecho integral a la independencia económica y a la soberanía política;
LA RECUPERACIÓN DE MALVINAS SIGUE SIENDO UNA CAUSA EMANCIPADORA CONTRA UN ENCLAVE COLONIAL EN EL SUELO AMERICANO
[1] Editor del blog http://sociologia-tercermundo.blogspot.com/
[2]El En el Informe Rattenbach se realiza un estudio sobre el inicio, desarrollo y finalización de la guerra: http://www.cescem.org.ar/informe_rattenbach/home.html
[3] Ramos, Jorge Abelardo, “1981: en defensa de las Malvinas solicito a la Corte medidas cautelares” en Adiós al Coronel, Mar Dulce, noviembre de 1982, p. 181.
[4] Guglianmelli, Juan Enrique, “¿Las negociaciones por Las Malvinas en una nueva etapa?”, Revista Estrategia, Nº 43/44, enero-febrero de 1977. Pensar con Estrategia, Colección Pensamiento Nacional de la Universidad nacional de Lanús (UNLA), Remedios de Escalada, Buenos Aires, 2007, pp 321- 331.
[5] Galasso, Norberto, La Dictadura Procesista (1976-1983), Cuadernos para otra historia, Centro Cultural Santos Discépolo, Buenos Aires, 2005. p. 35.
El 2 de abril se conmemora la iniciación de una guerra de un país dependiente, la República Argentina, contra el ejército mercenario de un imperio, Inglaterra, que invadió y que ocupa actualmente y de forma ilegítima desde el año 1833, un territorio que es y seguirá siendo nacional: el archipiélago de las Islas Malvinas, su mar adyacente y la plataforma submarina son argentinas. De la mano del imperio del norte se derramó sangre criolla por una causa que, salvando las diferencias que podemos poseer sobre los errores
[2], la falta de preparación, el primitivismo político o los dudosos intereses de la Junta Militar que la condujo, era y continúa siendo una causa nacional: la defensa de la soberanía y la integridad política, territorial y espiritual del país. Este punto de partida no debe ser negociado: la sangre derramada de los jóvenes argentinos que murieron defendiendo el país de la agresión del imperio británico seguirá siendo una espina clavada en lo profundo del ser nacional. La causa de Malvinas y la de sus héroes combatientes, no debe ser claudicada políticamente, ni olvidada por la cultura del pueblo argentino y latinoamericano y por el conjunto de las naciones del Tercer Mundo que a lo largo de su historia enfrentaron a un imperio.
La actitud agresiva y expansionista de los imperios ya había sido denunciada por el general Perón cuando, en la apertura de la Cátedra de Defensa Nacional de la Universidad Nacional de La Plata en el año 1944, había establecido que en el planeta existían dos tipos de naciones, las “satisfechas” y las “insatisfechas”. Las primeras, ante la carencia de un bien, no dudarían de ocupar y oprimir a las otras naciones: la historia del hombre es la historia de los pueblos por liberarse de la opresión colonial y semicolonial. Detrás de la mencionada ambición material, en el año 1806 el imperio británico inició una ocupación del Virreinato que fue resistida por criollos y españoles, improvisando y dando nacimiento al ejército argentino, pueblo en armas que 176 años después enfrentó nuevamente al ocupante imperial. El desembarco en el Puerto Soledad en el año 1833 y la ocupación efectiva de las islas en 1867 durante el gobierno liberal de Mitre que estaba “ocupado” en la vergonzosa Guerra del Paraguay, le dio al imperio británico una base y un puerto naval para movilizar materiales y hombres en su política colonial sobre Australia y Asia.
[3] Asimismo, le permitió al pirata exportador de manufacturas industriales y de las corrientes intelectuales de la economía política liberal, obtener una posición estratégica para el control de los mares y los recursos naturales del sur del planeta. De aquella usurpación que fue denunciada por Manuel Moreno durante el gobierno de Rosas a la actualidad, hay cuestiones que han cambiado y otras que permanecen invariables: el hurto ilegítimo y la ambición material que supone la ocupación siguen siendo las mismas. Ha variado y parcialmente, acompañando los avances científicos y productivos del capitalismo, el recurso que ambiciona el imperio: la explotación de petróleo de la plataforma submarina y la obtención de recursos marítimos con fines alimenticios[4], desatascándose el Krill. Estos son los motivos fundamentales de la ocupación de nuestro suelo. Demás está decir que, la ubicación de las islas le sigue permitiendo a Inglaterra y a la OTAN contar con un paso entre dos océanos de un valor “geopolítico” de suma importancia en el Atlántico Sur.
Es posible afirmar entonces que, la guerra iniciada en 1982, más allá de la opinión que tengamos de la conducción militar en manos de la dictadura, nos dejó varias enseñanzas. La primera, cuyo origen se remonta al año 1806 y a las luchas de la independencia, supone la afirmación de que existe un fuerte contraste entre la predisposición del pueblo postergado a la lucha contra el imperio en relación a los “doctores”, que guerra mediante, siguieron comerciando con los agresores: mientras los soldados morían en combate en el buque
General Belgrano, el Ministro de Economía argentino y docente de la Universidad de Buenos Aires, Dr. Alemann, honraba la deuda externa y hacía lobby de las empresas europeas destruyendo la industria nacional. En los fríos suelos del sur se combatía a muerte y en los cómodos gabinetes de los doctores de la escuela de Rivadavia, de Mitre o de Martínez de Hoz, se implementaba un programa de entrega de la industria nacional y de saqueo sobre los trabajadores desparramados en las costas malvinenses. Perdimos la guerra militarmente pero, lo que es peor aún, fuimos derrotados políticamente y culturalmente por los operadores políticos “internos” del poder imperial que actúan en gobiernos democráticos o militares sin hacer distinciones.
Otra de las enseñanzas que nos legó la guerra tiene que ver con el comportamiento de las distintas naciones. En este sentido, fue notoria la asimetría en la actuación de las potencias centrales en relación a las naciones latinoamericanas, con la triste excepción de Chile que apoyó a los ingleses. Mientras encontramos un apoyo solidario y un ofrecimiento militar, por ejemplo, de parte de Cuba o de Perú, los países “desarrollados” cerraron acuerdos para enfrentar a la Argentina: Francia votó en contra del país en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto a Estados Unidos e Inglaterra y tanto URSS como China se “abstuvieron” de apoyar a nuestro país. El sueño de Leopoldo Galtieri de contar con el apoyo norteamericano en la guerra por sus favores en la lucha contra la revolución nicaragüense, como no podía ser de otra manera no se cumplió: las naciones colonialistas acordaron enfrentar de forma conjunta a nuestro país. En este marco y mientras el Ministro de Economía Alemann hacía oídos sordos a las solicitudes de varios sectores del país de confiscar empresas y bancos ingleses o de implementar medidas de suspensión de tráfico marítimo y comercial con Europa, las naciones imperialistas a través de la Comunidad Económica Europea declaraban un feroz bloqueo a la Argentina. El pueblo iba a la guerra y los doctores mantenían la paz económica y la entrega del país a las empresas del agresor y sus aliados. Es necesario recordarlo:
sólo la unidad del Tercer Mundo y de Latinoamérica cortará las cadenas de opresión sobre nuestras naciones que ejercen Europa y Norteamérica.
La derrota en manos de ejército enemigo conducido por el gobierno de Margaret Tatcher, fue anunciada por el Gral. Menéndez que se rindió ante los militares británicos. Todos los argentinos conocieron la noticia de la derrota de la gesta de combatientes argentinos contra los soldados de un imperio usurpador. Lamentablemente, pocos de estos ciudadanos percibieron que el enemigo no estaba solamente en Malvinas: tras la salida de Galtieri, ingresó a la presidencia Reynaldo Bignone y de su mano, Domingo Felipe Cavallo fue nombrado presidente del Banco Central, en cuya gestión se transfirió al Estado nacional 15.000 millones de dólares de deuda externa privada[5]. Aquel precepto que establece que la guerra no se da exclusivamente en el campo de batalla sino que, termina de resolverse a través de la política y de la economía, adquirió ribetes dramáticos en nuestro país. Los argentinos abandonamos Malvinas, los ingleses y los norteamericanos con sus bancos y grandes empresas siguen en la Argentina.
Los combatientes regresaron a la patria por la puerta trasera, sin laureles y sin pueblo que los recibiera y muchos de ellos terminaron en el suicidio. Tras décadas de movilización y luchas, los ex combatientes consiguieron recién en la década de 1990 un modesto subsidio del Estado, que durante la gestión presidencial anterior fue elevado a la cifra del equivalente de tres jubilaciones mínimas. El resarcimiento económico es importante pero, es únicamente una parte del asunto para aquellos argentinos que esperan el reconocimiento de su país por haber jugado su vida enfrentando a un imperio.
Mientras tanto y paradójicamente, los “doctores liberales” operadores del interés extranjero, fueron y siguen siendo admiradores del pensamiento y la acción del liberalismo británico y ocupan lugares importantes de los gobiernos democráticos, las universidades y la prensa “independiente”.
Por eso en este nuevo aniversario decimos:
-La derrota militar de Malvinas fue acompañada por una derrota política y cultural que profundizó la destrucción de la industria del país y que favoreció la ocupación de tierra argentina por empresas e intereses ingleses y norteamericanos, conjuntamente con la desaparición y muerte de miles de luchadores sociales;
-La recuperación de Malvinas necesita como paso previo, reconstruir la conciencia nacional, ya que ninguna semicolonia “espiritual” puede ser libre políticamente;
-Sólo la unidad de los pueblos del sur nos permitirá sostener nuestro derecho integral a la independencia económica y a la soberanía política;
LA RECUPERACIÓN DE MALVINAS SIGUE SIENDO UNA CAUSA EMANCIPADORA CONTRA UN ENCLAVE COLONIAL EN EL SUELO AMERICANO
[1] Editor del blog http://sociologia-tercermundo.blogspot.com/
[2]El En el Informe Rattenbach se realiza un estudio sobre el inicio, desarrollo y finalización de la guerra: http://www.cescem.org.ar/informe_rattenbach/home.html
[3] Ramos, Jorge Abelardo, “1981: en defensa de las Malvinas solicito a la Corte medidas cautelares” en Adiós al Coronel, Mar Dulce, noviembre de 1982, p. 181.
[4] Guglianmelli, Juan Enrique, “¿Las negociaciones por Las Malvinas en una nueva etapa?”, Revista Estrategia, Nº 43/44, enero-febrero de 1977. Pensar con Estrategia, Colección Pensamiento Nacional de la Universidad nacional de Lanús (UNLA), Remedios de Escalada, Buenos Aires, 2007, pp 321- 331.
[5] Galasso, Norberto, La Dictadura Procesista (1976-1983), Cuadernos para otra historia, Centro Cultural Santos Discépolo, Buenos Aires, 2005. p. 35.
viernes, 28 de marzo de 2008
Nota de Opinión: Retenciones a los granos: cuando la historia cuenta. CIEPyC - UNLP
Las retenciones son el único instrumento que cuenta el Estado para hacer frente a las consecuencias no deseables de un aumento de precios internacionales de productos agroalimentarios, con el actual marco regulatorio e institucional del país. Además, concilian un dólar alto que beneficia a la industria y genera empleo con precios de los alimentos acordes a los salarios argentinos. El conjunto de instrumentos alternativos – entre otros, las juntas nacionales de granos y carnes - fue desmantelado durante los años ’90, dejando los mercados domésticos de alimentos a merced de la evolución de los precios internacionales. En consecuencia, que las retenciones se apliquen ahora no es el resultado de un capricho del gobierno actual sino de un conjunto de decisiones tomadas en el pasado.
Seguramente este instrumento sería innecesario si la Argentina hubiera mantenido otros mecanismos institucionales que supo crear a lo largo de su historia, y que en otros países permitieron un desarrollo de las cadenas agroindustriales diversificadas. Este aspecto es aún más preocupante si se considera que nuestro país es el único entre los cinco principales exportadores mundiales de cereales (acompañado por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Australia) que no cuenta con mecanismos de regulación del comercio de materias primas. Todos los países exportadores cuentan con formas directas o indirectas de intervención para asegurar la competitividad y la seguridad alimentaria de la población. Las formas indirectas, adoptadas en Estados Unidos y en Europa, combinan transacciones realizadas por el sector privado con significativos subsidios e intervenciones en los precios, como ocurre en la Unión Europea y los Estados Unidos con las “ordenes de comercialización”. En Canadá y Australia, por su parte, los Marketing Boards (una suerte de Juntas nacionales de granos y otros productos agropecuarios que en el primer caso son estatales y en el segundo son privadas pero bajo control de los productores) centralizan el acopio y la exportación, permitiendo a los productores eliminar la discriminación de precios en períodos de cosecha por parte de las grandes trasnacionales del comercio de granos. En Nueva Zelanda existe un esquema similar para le leche, bajo gestión privada, con una mega-cooperativa de productores lácteos que hoy avanza en un proceso de internacionalización a la par de las grandes multinacionales lácteas. Estas instituciones permitieron resolver el conflicto entre consumo interno y exportación a partir de una reinversión de la renta agraria en la diversificación de actividades y “descommoditización”.
La Argentina contó alguna vez con mecanismos regulatorios similares, que sin embargo funcionaron esporádicamente, y finalmente fueron desmantelados durante los años ‘90. La Junta Reguladora de Granos (luego denominada Junta Nacional de Granos) fue establecida durante los años ’30 en forma contemporánea a los Boards Canadá y Australia en el contexto de la fuerte caída de los precios internaciones. La Junta tenía funciones similares a las de estos países: intervenir en el mercado de granos para sostener el precio interno al productor, abastecer a la industria y el consumo local a precios accesibles, organizar acuerdos de comercio entre Estados, registrar las exportaciones, cobrar impuestos a las exportaciones, establecer estándares de calidad y clases de trigo, certificar estándares, asesorar a los semilleros, administrar la red de silos estatales. Las Juntas rara vez cumplieron las funciones reguladoras de precios, dado el fuerte poder de veto que establecieron las entidades del campo y, fundamentalmente, las empresas del comercio de granos. La intervención en los precios solo fue efectiva en un breve período: durante los años ’30 cuando fueron creadas por los conservadores, reforzadas luego en el primer peronismo al crearse el IAPI y en el breve lapso del gobierno de Campora. El resto de las funciones, mantenidas hasta los años ’90, fueron sin embargo cruciales para la organización del sector, y generaron importantes capacidades del Estado en el comercio exterior y en la tipificación de granos. Capacidades que utiliza hoy la Canadian Wheat Board para diferenciar trigos según distintas calidades y obtener así mejores precios frente a la industria. Estas capacidades se perdieron en la Argentina cuando el gobierno de Carlos Menem desarmó las Juntas, trasladando sus funciones a un mercado dominado por un reducido número de grandes empresas extranjeras y grupos locales del comercio de granos que son los que ahora captan las diferencias por calidades, elusión fiscal y por manejo de precios en distintas épocas del año.
No obstante, cuando se eliminaron las Juntas, las entidades del campo no adoptaron medidas con la magnitud y la agresividad vistas en estos días. Frente a la desregulación, o bien se apoyó activamente (Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas), o no se opuso una resistencia similar a la actual (Federación Agraria Argentina, que agrupa a los pequeños productores, principales perjudicados por el desmantelamiento de las Juntas). Por esto llama la atención la saña del lock out de los sectores agrícolas frente al reciente establecimiento de las retenciones móviles.
Es interesante comparar esta actitud con la de los productores australianos, neozelandeses y canadienses, frente a la oleada de liberalización de los años ’90, quienes no cedieron ante la ofensiva de las grandes trasnacionales de granos. La centralización de las compras de materias primas no fue entregada a estas empresas, sino que optaron por el reemplazo de los Boards por mega cooperativas de exportación (como Fonterra, la Cooperativa de productores lácteos neocelandeses, o el Board privado en el caso del trigo de Australia). De esta manera, lograron mantener un instrumento que les permite garantizar la oferta de alimentos a la población y fortalecer la competitividad del sector.
Si se tiene en cuenta estos elementos, puede comprenderse por qué las retenciones son en este momento la respuesta que encuentra un gobierno frente a una historia de abandono del control democrático sobre el acceso a la alimentación y a la divisas. Abandono del cual la totalidad de la dirigencia política y de las entidades del campo son responsables. En este contexto las retenciones han sido un paso necesario en la medida que permiten cumplir una serie de objetivos indelegables del Estado: desacoplar los precios internos de los alimentos de los precios internacionales e incidir en las rentabilidades relativas de los distintos cultivos a fin de limitar el avance de la sojización.
La implementación de retenciones móviles implica un avance frente al esquema previo de retenciones, porque otorga a los sectores primarios y de transformación un horizonte de estabilidad de precios y abre la puerta a una eventual disminución de la imposición, frente a una posible reducción de los precios internacionales tras la desaceleración de la economía mundial. A una semana de implementada la medida ya se ha visto como ante la caída del precio internacional de la soja, las retenciones móviles generaron una disminución en el monto del impuesto.
Por su parte, el mayor peso de las retenciones a la soja es razonable, considerando los efectos que su alta rentabilidad relativa genera sobre la oferta de otros alimentos, que son desplazados por este cultivo. Pero que, dado los altos costos de reconversión para los productores pequeños, requiere la profundización de medidas que apunten a financiar las inversiones que garanticen el reemplazo de la soja por otras producciones.
En este sentido, y en la medida que sean asegurados los costos de reconversión, las retenciones son un paso necesario hacia la configuración de un nuevo régimen que concilie los objetivos de exportar con los de alimentar a la población, sin lesionar las ganancias normales de la actividad. El sector debiera comprender que las retenciones perderían su razón de ser si se implementaran los mecanismos institucionales que permitan reorientar la renta agraria hacia el desarrollo agroindustrial y la descommoditización. Sin embargo, es notoria la ausencia de propuestas y acompañamiento de los representantes del campo en este camino. Así lo demuestra la aún escasa participación del sector en la utilización de los esquemas de subsidios al trigo, explicado por el alto grado de evasión impositiva que existe en esta actividad. El camino no estará exento de conflictos, dado que implicará recuperar la renta hoy apropiada por las grandes exportadoras y productores concentrados.
Este camino requeriría por un lado, que el gobierno implemente mecanismos de regulación contra el abuso de poder monopsónico de la comercialización concentrada, y lleve adelante políticas selectivas para los productores pequeños de las zonas marginales, Entre las medidas que consideramos importante discutir, se destaca:
1. Complementar las retenciones con transferencias directas a los productores con pequeñas extensiones - calculadas en función de hectáreas en actividad- planteando la diversificación de los cultivos más allá de la soja. Para ello es necesario un empadronamiento de los productores, para identificar si pertenecen a grupos financieros u otras formas de sociedad que puedan desvirtuar el objetivo redistributivo del impuesto.
2. Regenerar las herramientas de regulación del mercado agropecuario, a fin de evitar la punción que practican los grandes exportadores sobre la rentabilidad de los pequeños productores. Para lo cual es necesario recrear las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, que a partir de su rol de compradores sostengan el precio de los granos al productor. Institución que debe encarar una activa política estratégica de diferenciación de granos.
3. Crear una infraestructura portuaria y de almacenamiento, propiedad de las Juntas, que permita organizar el sistema de logística más allá de los grupos concentrados.
4. Aumentar la progresividad del impuesto inmobiliario rural, realizar una revaluación de los campos acorde al actual valor de mercado y mejorar la eficacia recaudatoria de los impuestos nacionales, como ganancias y bienes personales.
Para que estas medidas puedan ser implementadas es indispensable el apoyo de los pequeños y medianos productores. El 50% de la tierra está en manos de 5000 productores, sólo mil poseen el 33% de las hectáreas cultivables. El otro 50% está atomizado y enfrenta el desprecio de los productores concentrados a la hora de venderle sus productos. La táctica debiera ser ayudar a estos últimos y conseguir su apoyo.
Seguramente este instrumento sería innecesario si la Argentina hubiera mantenido otros mecanismos institucionales que supo crear a lo largo de su historia, y que en otros países permitieron un desarrollo de las cadenas agroindustriales diversificadas. Este aspecto es aún más preocupante si se considera que nuestro país es el único entre los cinco principales exportadores mundiales de cereales (acompañado por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Australia) que no cuenta con mecanismos de regulación del comercio de materias primas. Todos los países exportadores cuentan con formas directas o indirectas de intervención para asegurar la competitividad y la seguridad alimentaria de la población. Las formas indirectas, adoptadas en Estados Unidos y en Europa, combinan transacciones realizadas por el sector privado con significativos subsidios e intervenciones en los precios, como ocurre en la Unión Europea y los Estados Unidos con las “ordenes de comercialización”. En Canadá y Australia, por su parte, los Marketing Boards (una suerte de Juntas nacionales de granos y otros productos agropecuarios que en el primer caso son estatales y en el segundo son privadas pero bajo control de los productores) centralizan el acopio y la exportación, permitiendo a los productores eliminar la discriminación de precios en períodos de cosecha por parte de las grandes trasnacionales del comercio de granos. En Nueva Zelanda existe un esquema similar para le leche, bajo gestión privada, con una mega-cooperativa de productores lácteos que hoy avanza en un proceso de internacionalización a la par de las grandes multinacionales lácteas. Estas instituciones permitieron resolver el conflicto entre consumo interno y exportación a partir de una reinversión de la renta agraria en la diversificación de actividades y “descommoditización”.
La Argentina contó alguna vez con mecanismos regulatorios similares, que sin embargo funcionaron esporádicamente, y finalmente fueron desmantelados durante los años ‘90. La Junta Reguladora de Granos (luego denominada Junta Nacional de Granos) fue establecida durante los años ’30 en forma contemporánea a los Boards Canadá y Australia en el contexto de la fuerte caída de los precios internaciones. La Junta tenía funciones similares a las de estos países: intervenir en el mercado de granos para sostener el precio interno al productor, abastecer a la industria y el consumo local a precios accesibles, organizar acuerdos de comercio entre Estados, registrar las exportaciones, cobrar impuestos a las exportaciones, establecer estándares de calidad y clases de trigo, certificar estándares, asesorar a los semilleros, administrar la red de silos estatales. Las Juntas rara vez cumplieron las funciones reguladoras de precios, dado el fuerte poder de veto que establecieron las entidades del campo y, fundamentalmente, las empresas del comercio de granos. La intervención en los precios solo fue efectiva en un breve período: durante los años ’30 cuando fueron creadas por los conservadores, reforzadas luego en el primer peronismo al crearse el IAPI y en el breve lapso del gobierno de Campora. El resto de las funciones, mantenidas hasta los años ’90, fueron sin embargo cruciales para la organización del sector, y generaron importantes capacidades del Estado en el comercio exterior y en la tipificación de granos. Capacidades que utiliza hoy la Canadian Wheat Board para diferenciar trigos según distintas calidades y obtener así mejores precios frente a la industria. Estas capacidades se perdieron en la Argentina cuando el gobierno de Carlos Menem desarmó las Juntas, trasladando sus funciones a un mercado dominado por un reducido número de grandes empresas extranjeras y grupos locales del comercio de granos que son los que ahora captan las diferencias por calidades, elusión fiscal y por manejo de precios en distintas épocas del año.
No obstante, cuando se eliminaron las Juntas, las entidades del campo no adoptaron medidas con la magnitud y la agresividad vistas en estos días. Frente a la desregulación, o bien se apoyó activamente (Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas), o no se opuso una resistencia similar a la actual (Federación Agraria Argentina, que agrupa a los pequeños productores, principales perjudicados por el desmantelamiento de las Juntas). Por esto llama la atención la saña del lock out de los sectores agrícolas frente al reciente establecimiento de las retenciones móviles.
Es interesante comparar esta actitud con la de los productores australianos, neozelandeses y canadienses, frente a la oleada de liberalización de los años ’90, quienes no cedieron ante la ofensiva de las grandes trasnacionales de granos. La centralización de las compras de materias primas no fue entregada a estas empresas, sino que optaron por el reemplazo de los Boards por mega cooperativas de exportación (como Fonterra, la Cooperativa de productores lácteos neocelandeses, o el Board privado en el caso del trigo de Australia). De esta manera, lograron mantener un instrumento que les permite garantizar la oferta de alimentos a la población y fortalecer la competitividad del sector.
Si se tiene en cuenta estos elementos, puede comprenderse por qué las retenciones son en este momento la respuesta que encuentra un gobierno frente a una historia de abandono del control democrático sobre el acceso a la alimentación y a la divisas. Abandono del cual la totalidad de la dirigencia política y de las entidades del campo son responsables. En este contexto las retenciones han sido un paso necesario en la medida que permiten cumplir una serie de objetivos indelegables del Estado: desacoplar los precios internos de los alimentos de los precios internacionales e incidir en las rentabilidades relativas de los distintos cultivos a fin de limitar el avance de la sojización.
La implementación de retenciones móviles implica un avance frente al esquema previo de retenciones, porque otorga a los sectores primarios y de transformación un horizonte de estabilidad de precios y abre la puerta a una eventual disminución de la imposición, frente a una posible reducción de los precios internacionales tras la desaceleración de la economía mundial. A una semana de implementada la medida ya se ha visto como ante la caída del precio internacional de la soja, las retenciones móviles generaron una disminución en el monto del impuesto.
Por su parte, el mayor peso de las retenciones a la soja es razonable, considerando los efectos que su alta rentabilidad relativa genera sobre la oferta de otros alimentos, que son desplazados por este cultivo. Pero que, dado los altos costos de reconversión para los productores pequeños, requiere la profundización de medidas que apunten a financiar las inversiones que garanticen el reemplazo de la soja por otras producciones.
En este sentido, y en la medida que sean asegurados los costos de reconversión, las retenciones son un paso necesario hacia la configuración de un nuevo régimen que concilie los objetivos de exportar con los de alimentar a la población, sin lesionar las ganancias normales de la actividad. El sector debiera comprender que las retenciones perderían su razón de ser si se implementaran los mecanismos institucionales que permitan reorientar la renta agraria hacia el desarrollo agroindustrial y la descommoditización. Sin embargo, es notoria la ausencia de propuestas y acompañamiento de los representantes del campo en este camino. Así lo demuestra la aún escasa participación del sector en la utilización de los esquemas de subsidios al trigo, explicado por el alto grado de evasión impositiva que existe en esta actividad. El camino no estará exento de conflictos, dado que implicará recuperar la renta hoy apropiada por las grandes exportadoras y productores concentrados.
Este camino requeriría por un lado, que el gobierno implemente mecanismos de regulación contra el abuso de poder monopsónico de la comercialización concentrada, y lleve adelante políticas selectivas para los productores pequeños de las zonas marginales, Entre las medidas que consideramos importante discutir, se destaca:
1. Complementar las retenciones con transferencias directas a los productores con pequeñas extensiones - calculadas en función de hectáreas en actividad- planteando la diversificación de los cultivos más allá de la soja. Para ello es necesario un empadronamiento de los productores, para identificar si pertenecen a grupos financieros u otras formas de sociedad que puedan desvirtuar el objetivo redistributivo del impuesto.
2. Regenerar las herramientas de regulación del mercado agropecuario, a fin de evitar la punción que practican los grandes exportadores sobre la rentabilidad de los pequeños productores. Para lo cual es necesario recrear las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, que a partir de su rol de compradores sostengan el precio de los granos al productor. Institución que debe encarar una activa política estratégica de diferenciación de granos.
3. Crear una infraestructura portuaria y de almacenamiento, propiedad de las Juntas, que permita organizar el sistema de logística más allá de los grupos concentrados.
4. Aumentar la progresividad del impuesto inmobiliario rural, realizar una revaluación de los campos acorde al actual valor de mercado y mejorar la eficacia recaudatoria de los impuestos nacionales, como ganancias y bienes personales.
Para que estas medidas puedan ser implementadas es indispensable el apoyo de los pequeños y medianos productores. El 50% de la tierra está en manos de 5000 productores, sólo mil poseen el 33% de las hectáreas cultivables. El otro 50% está atomizado y enfrenta el desprecio de los productores concentrados a la hora de venderle sus productos. La táctica debiera ser ayudar a estos últimos y conseguir su apoyo.
TIERRA, TRABAJO Y SOBERANÍA ALIMENTARIA PARA TODO EL PUEBLO
Las formas que va tomando el "paro agropecuario" generan distintas lecturas, según los intereses económicos y políticos que se expresan. Las voces más escuchadas son las de la Sociedad Rural Argentina y el Diario La Nación, que plantean falsamente el problema de "la expoliación del interior productivo" por parte de centros urbanos parásitos; por su parte, también se hace oír el gobierno, que juega a presentarse como defensor de los intereses de la sociedad. Todos: gobierno, entidades de grandes productores, medios de comunicación, hablan del "campo" ignorando a los millones de campesinos pobres, desplazados de sus tierras, perseguidos, arruinados por el desmonte sin control, la explotación minera y el modelo sojero. Como si las intensas luchas en defensa de la tierra y de la cultura ancestral que se expresa en el interior profundo de nuestra patria no existieran, ignoran las fuertes luchas y denuncias que por años vienen desarrollando las organizaciones que integran el Movimiento Nacional Campesino Indígena (Vía Campesina), como el Mocase de Santiago del Estero, o los movimientos de Córdoba, Mendoza y Salta. Por fuera de la disputa gobierno-"campo", ante esa realidad de exclusión, marginación y explotación en el campo expresamos nuestra principal solidaridad. - LA POLÍTICA DE SOJIZACIÓN Respecto al conflicto de intereses que se presenta durante estos días, lo primero que hay que decir es que entre el gobierno y los grupos mas concentrados de la actividad agropecuaria hay acuerdos básicos: reducir la actividad agropecuaria a los "agronegocios", decisión que favorece la concentración del capital y arruina a los pequeños productores. La política de los "agronegocios" tiene como principales ganadores a los proveedores de insumos (semillas fertilizantes, herbicidas) sector que esta fuertemente concentrado, cartelizado y trasnacionalizado, y a los frigoríficos exportadores, todos de propiedad extranjera. Quienes desde hace años se han llevado la parte del león de los agronegocios no han sido sustancialmente afectados por medidas económicas y gozan de los beneficios de una estructura impositiva regresiva que se centra en gravar el consumo y la producción, pero no a la ganancia.Con el aumento de las retenciones a la importación, el gobierno busca quedarse con una mayor porción de la torta, sin cuestionar ni modificar una lógica que ha impulsado durante los cuatro años de anteriores, teniendo en sus manos herramientas que le permitían orientar la actividad agropecuaria hacia la producción de alimentos. En ese contexto, la soja desplazó a las verduras y a la producción de cereales y de carne; destruyó rodeos y majadas, liquidó a medianos y pequeños propietarios rurales que alquilaban campos para mantener sus rodeos, destruyó bosques, desalojó a miles de familias campesinas poseedoras. La política de retenciones a la producción agropecuaria es socialmente justificable, si se la integra a una política impositiva progresiva, que alivie a los que menos tienen y grave a los más ricos. Esto no sucede en el país. Por eso, sería necio desconocer, aún en medio de los planteos de las asociaciones rurales oligárquicas, la legitimidad del reclamo sobre el carácter confiscatorio de las retenciones que plantean los pequeños productores. En una situación muy compleja y tergiversada por discursos engañosos, se han desarrollado estos paros agropecuarios y cortes de ruta donde los pequeños productores han puesto el número e impulsado las acciones mas radicalizadas; mientras las instituciones más conservadoras han puesto el discurso, los paños fríos e incluso la denuncia sobre posibles infiltraciones, frente a acciones que no pueden controlar. - ¿PARA QUÉ USA EL GOBIERNO LAS RETENCIONES, EL SUPERÁVIT FISCAL Y LAS RESERVAS MILLONARIAS? ¿QUIEN ES QUIEN EN ESTE CONFLICTO? En los barrios humildes y poblaciones marginadas donde hace estragos la exclusión social estructural, y en los sueldos de los trabajadores y trabajadoras que seguimos por debajo de la línea de pobreza, esta disputa genera el escepticismo de saber que ambos bandos: el gobierno y "el campo", juegan su propio juego al margen de nuestros intereses. Piquetes de pequeños productores pero también de "4x4", generan lecturas que confunden a algunos y hacen compleja la interpretación política de esta coyuntura. Ante esto, apelamos a un método de análisis sencillo y efectivo: nos preguntamos quiénes en este conflicto expresan a "sectores populares" y quiénes a intereses antagónicos. Entonces leemos, en el campo en nuestro país, la presencia de pequeños campesinos excluidos que defienden su tierra y su cultura, agrupados principalmente en el MNCI, como señalamos; reconocemos que pequeños productores nucleados en la FAA defienden su derecho al trabajo contra una propuesta impositiva de parte del gobierno que no discrimina entre grandes terratenientes y pequeños productores, lo mismo que comerciantes y cuentapropistas que en los pueblos dependen de la economía generada en torno al campo. Del otro lado, vemos a las entidades oligárquicas que, como lo hicieron históricamente, defienden sus privilegios sin importarle nada más; vemos al gobierno que, aunque decidido a sostener la disputa por el porcentaje de las retenciones con estas entidades "del campo", no sólo no cuestiona el modelo en que se sustenta la explotación agropecuaria, sino que hace de este modelo su principal vía de recaudación, ignorando cualquier perspectiva de reformar las reglas de juego respecto a la tenencia, concentración y uso de las tierras productivas en nuestro país (¡ni hablar de una Reforma Agraria!). Ignorando también cualquier tipo de propuesta de redistribución de la riqueza, que resultaría posible si se involucrara al pueblo en la discusión sobre el destino de retenciones, superávit y reservas millonarias. Completan el cuadro de quienes expresan intereses "antagónicos" al pueblo, la derecha política y comunicacional, dedicada a generar análisis alarmistas y a desgastar al gobierno en esta pulseada interna entre quienes disputan sus intereses al margen de la realidad de los trabajadores y el pueblo. El rol disciplinador y patotero jugado nuevamente por la burocracia sindical de la CGT, con la complicidad del gobierno, y la inicialmente negada y luego confirmada presencia de la gendarmería en Santa Fé, reeditan las limitantes del discurso oficial. Hecha esta lectura general, es cierto que los medianos y pequeños productores de la Federación Agraria Argentina, decidieron confluir en la protesta con los grandes sojeros asociados a las oligarquías del campo. Esta no es la única confusión: entusiasmados con una situación en la que se le "pega al gobierno" y en función de cierto dogmatismo ideológico, expresiones importantes del campo popular, como la maoísta Corriente Clasista y Combativa, o dirigentes mediáticos como Raúl Castells, saludaron sin medias tintas la "rebelión agraria contra el gobierno"… Humildemente, desde el FPDS creemos erróneos esos posicionamientos, y si bien es necesario enfrentar las políticas de éste gobierno que no apuntan a resolver las necesidades populares, no será aliándose a las oligarquías terratenientes la forma de generar consensos y acompañamiento popular. Desde el Frente Popular Darío Santillán proponemos una amplia unidad de todos los sectores populares que son víctimas de este modelo económico que incluye la política de agronegocios y que es continuidad del neoliberalismo. Propugnamos un proyecto de país basado en la justa distribución y socialización de las riquezas, que incluya una reforma agraria integral y garantice tierras, trabajo y soberanía alimentaria para todo el pueblo, basado en el protagonismo popular; en la de defensa de nuestros bienes naturales.
COMUNICADOS DEL MOCASE VC y EL MCC Voces genuinas para el conflicto en el campo
Publicamos a continuación dos comunicados de prensa emanados desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), respecto de la situación en el campo, contextualizando las medidas de fuerza de la Sociedad Rural y la Federación Agraria: en primer lugar el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE Vía Campesina) y luego el Movimiento Campesino de Córdoba (MCC):
1 - MOCASE VÍA CAMPESINA: Algunas memorias ante las protestas del "campo argentino"
1- Nosotros, miembros de comunidades indígenas, campesinas y campesinos organizados en territorios, hacemos memoria de que la Tierra es un bien aún lleno de vida diversa, donde la humanidad y los pueblos quieren desarrollar los sentidos de la existencia.2- Las grandes corporaciones de las cadenas agroindustriales vienen imponiendo a los pueblos y países un modelo de producción alimentaria cuyo único objetivo es la rentabilidad y concentración de la riquezas en pocas manos con la complicidad activa de gobiernos, empresarios y, en el caso del "paro del campo", de los miembros de las cuatro entidades agropecuarias de Argentina.3- El doble discurso de los dirigentes de la FAA, los ha llevado a un callejón sin salida. Sus prácticas reproducen el modelo de saqueo y contaminación tanto de la tierra, los territorios, como así también de su mentirosa pretensión de representar las luchas más genuinas de los movimientos campesinos en Argentina.4- Este modelo neoliberal, de saqueo y contaminación, reproducen nuevas formas de colonización y genocidio. ¿Qué hicieron estas entidades cuando en la etapa menemista del neoliberalismo más salvaje desaparecían más de 200 unidades familiares de producción agraria?5- ¿Qué han hecho y hacen esas entidades agropecuarias ante los asesinatos, cárceles, persecuciones, torturas y enfrentamiento con paramilitares y topadoras que sufren hoy miles y miles de familias de pueblos originarios y campesinos?6- Dicen hacer el paro por el No a las retenciones y No a la desaparición de los pequeños y medianos productores, pero algunos empresarios y productores que han contratado matones para desalojar pequeños y medianos productores son miembros de esas entidades.7- Rescatamos algo positivo de este paro de las entidades agropecuarias y sus miembros: se sacaron la careta de luchadores por un modelo de país digno, justo y para todos. Mostraron su verdadero rostro: creen que el país es para unos pocos que obedecen los dictámenes de las grandes corporaciones transnacionales de la alimentación.8- Estamos en algo de acuerdo: el dinero de todos los impuestos tendría que estar controlado por todos, porque todas y todos pagamos impuestos en la Argentina, no solo los productores y empresarios del campo. Proponemos mecanismos de participación directa tanto de cómo producir riqueza como de la distribución de la misma.9- Como un primer paso de acuerdos y consensos proponemos que el extra de las retenciones sirva para que no desaparezcan los pequeños y medianos productores, artesanos, artistas, deportistas, etc. Que esos fondos preparen el proyecto de una Reforma Agraria Integral con Soberanía Alimentaria. Estaticemos las exportaciones, que no queden más en manos de las grandes corporaciones transnacionales.10- Con Vía Campesina decimos que la respuesta a la crisis global del precio de los alimentos: La Agricultura Familiar Sostenible puede alimentar el mundo. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos.11- Las organizaciones de campesinos, miembros de Vía Campesina, declaran que todos los acuerdos de libre intercambio tanto bilaterales como bi-regionales, llámense Tratados de libre comercio, Acuerdos de libre comercio o Acuerdos de partenariado económico, comparten la misma naturaleza. Estos acuerdos suponen un saqueo de los bienes naturales y sólo benefician a las empresas multinacionales, en detrimento del conjunto de los pueblos del mundo y el medio ambiente.Secretaría de Comunicación del MOCASE VC2 - COMUNICADO DEL MCCA propósito del paro agropecuario La negación del campo profundo y la ciudad marginadaLos piquetes del desconcierto hablan de campesinos de 4x4, pequeños productores de 300 hectareas de soja y de un campo que no es campo.Los cortes de ruta diseminados por toda la geografía provincial de la última semana, donde grandes máquinas y algunos hombres intentan poner a consideración pública una supuesta situación de injusticia ante las medidas tomadas desde el gobierno nacional, dan cuenta de la hipocresía profesada a la hora de hablar del campo, de nuestro campo.Las organizaciones ruralistas (FAA, CRA, CARTEZ, SRA) de Córdoba se paran desde una posición de representació n del sector rural hasta con la intención de llegar a un juego maniqueo en la dualidad campo-ciudad. Ellos hablan de un campo de trabajo, de esfuerzo, de productividad, de alimento, que vendría a sustentar el consumismo urbano centrado en el usufructo de los servicios y del confort. Ahora bien, en ese análisis, que es precismamente el que ha generado la discusión en los medios de comunicación, se está negando la verdadera y profunda realidad de la situación actual: la del campo profundo y, si se quiere, de la ciudad marginada.Mientras estas organizaciones reclaman no más que el dinero que les pemitiría continuar con la renovación de los modelos de sus camionetas año tras año y seguir sumando propiedades inmobiliarias en la Ciudad, el campo profundo y la ciudad marginada se debaten su supervivencia.El campo profundoLas organizaciones campesinas del la provincia de Córdoba nucleadas en el Movimiento Campesino, venimos reclamando desde hace ya más de ocho años medidas políticas profundas que impidan de una vez y para siempre la extinción del campo. Y aquí hablar de campo es hablar de vida rural, no de negociados rurales.Empezando por la problemática de la tenencia de la tierra, que precisamente no se soluciona con medidas económicas de retenciones o de recurso para la compra o la venta, sino con el reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de quien la trabaja. Cuando hablamos de un campesino que comienza su jornada antes que el sol para mantener su producción de alimentos que después de injustas intermediaciones termina en el plato del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad, hablamos de otra economía, de otra vida que hasta el día de hoy, solo se a digando a luchar para sobrevivir.Nuestra historia como Movimiento ya vivió piquetes, ya vivió reclamos variados, ya vivió movilizaciones y las seguirá viviendo porque las injusticias a las que estamos sometidos no se solucionan con un paro ni con miles. La posibilidad de que cada familia parada sobre esta tierra pueda acceder a situaciones de igualdad, en armonía con otras familias y con el ambiente del cual somos un elemento más, nos habla de un largo camino a recorrer, que en su debido momento puede optar por los mismos métodos de quienes hoy reclaman engordar aún más sus bolsillos.El campo profundo, nuestro campo profundo, no el de los que hoy están bajo un toldo mientras sus grandes maquinarias atraviesan el asfalto, ha demostrado que a pesar de las nefastas condiciones estructurales de producción y comercialización, tiene capacidad para abastecer a la provincia de los cabritos de fin de año, de los terneros que se engordan en los feed lots propiedad de los piqueteros oligarcas, de la miel orgánica que corrió la soja de la pampa y tantas otras cosas más. También a demostrado que a pesar de poder movilizarse cada tanto, no abandonará la lucha hasta lograr repoblar el campo en pos de una sociedad más justa, repoblar ese campo que los sojeros convirtieron en desierto con el amparo del sistema económico que rige en nuestro país desde hace tanto tiempo.El campo profundo reclama tierra. Reclama que esa tierra que es nuestra, sea reconocida por quienes tienen el poder, precisamente como nuestra, como el La Rinconada, La Envidia, Cañada Larga y El Medanito, por citar algunos casos.El campo profundo reclama que no se destruya más nuestro medio ambiente. Reclama ese medio ambiente donde desarrollamos nuestra vida y que permitirá que nuestros hijos, los hijos de la ciudad y los hijos de los sojeros puedan seguir viviendo.El campo profundo reclama agua. Reclama esa agua que es nuestra y no tenemos, para poder producir, para que esa agua no se transforme en el petróleo del futuro en manos de Roggio y Suez.La ciudad marginada¿Qué se dice de la ciudad marginada por estos días? ¿Por qué no se dice que los piqueteros fashion son responsables de haber depositado miles de campesinos en los bolsones de la pobreza urbana? ¿Por qué no se dice que el sistema judicial actual actúa en sintonía?Sin duda, no hay políticas para frenar el éxodo hacia las ciudades. Y eso no depende de las retenciones. Que el campo se muera no depende del aumento o la disminución de las retenciones. Depende de un modelo de provincia y de país. La FAA no dice por estos días que sus afiliados, con la complicidad del sistema político y jurídico de la provincia, desaloja campesinos en los departamentos del norte, como en el caso de Doña Ramona Bustamante. Campesinos que indefectiblemante terminarán sobreviviendo en la ciudad marginada, a base de bolsones y planes sociales que se pagan con las retenciones.La ciudad marginada también esta compuesta por miles de trabajadores rurales que, sojización mediante, quedaron desempleados. ¿De qué economía regional habla la Sociedad Rural de Jesús María? Allí en esa ciudad, imperio ideológico de la expansión de la frontera agropecuaria en el norte del país, desaparecieron los pequeños productores y no precisamente por obra de las retenciones, sino por obra de sus propio plan corporativo de concentración de la tierra. No olvidemos que esa Sociedad aplaudía con furia el plan económico de Videla y Martinez de Hoz. En esa misma ciudad hoy, muchas familias están en pie de guerra por ver a sus hijos intoxicarse todas las semanas con los agrotóxicos que los sojeros lanzan sobre sus vecinos, y hasta sobre sí mismos, en un claro ejemplo de barbarie.En resumidas cuentas, si la ciudad marginada tuviera que reclamar por la utilización del dinero que hoy hay en el país las rutas se cortarían los 365 días del año y en vez de cosechadoras, en el asfalto habría bicicletas como en el 2001.El principio de la negaciónEn definitiva las sociedades ruralistas pretenden llevar este juego de reclamos y discursos a un duelo entre el gobierno y ellos, intentando poner al "común de la gente" de su lado y con esa intención niegan la existencia del verdadero reclamo que debe emerger desde la sociedad.En ese juego la FAA se atribuye la representación de los pequeños productores. Entonces, si un productor de 300 hectáreas de soja es pequeño, ¿qué tipo de productor es aquel que tiene 30 cabras o un sembradío colectivo de ajos y cebolla? Es más, ese mismo eje de análisis nos lleva cometer errores conceptuales que también son el sustento discursivo de este paro. Los pequeños productores de la FAA no producen alimentos en beneficio del pueblo, producen forrajes para la especulación en el mercado externo. Nuestro campo negado en este paro no piensa en el comercio exterior, por eso está lejos de discutir retenciones. Si la patriada ruralista fuera tal no tendría problemas con las retenciones porque produciría para nuestro mercado interno; mercado interno que hoy se caracteriza por las góndolas vacías y los tomates a 10 pesos el kilo.De igual manera, como se entiende que la FAA que se atribuye la representació n del pequeño productor y se sitúa en el rol de la víctima más víctima de este cruel gobierno, genera alianzas largamente sostenidas en el tiempo con la oligarquía terratiente de la Sociedad Rural. A ver, despacio ... alguién que se insinúa rebelde y contestario, que hasta nos habla de reforma agraria, se sienta hoy a planificar piquetes con la oligarquia golpista ...Al margen de este y de todos los paros y acciones que realice la alianza sojera, que por una lado despotrica contra el gobierno y por el otro le pide planes, programas y cargos, es necesario que se replantee una discusión más profunda sobre el campo y las ciudades. Y justamente, que en esa discusión lo negado y lo marginado, también sean de la partida.
Norte y Noroeste de Córdoba, 20 de marzo de 2008
Movimiento Campesino de Córdoba
1 - MOCASE VÍA CAMPESINA: Algunas memorias ante las protestas del "campo argentino"
1- Nosotros, miembros de comunidades indígenas, campesinas y campesinos organizados en territorios, hacemos memoria de que la Tierra es un bien aún lleno de vida diversa, donde la humanidad y los pueblos quieren desarrollar los sentidos de la existencia.2- Las grandes corporaciones de las cadenas agroindustriales vienen imponiendo a los pueblos y países un modelo de producción alimentaria cuyo único objetivo es la rentabilidad y concentración de la riquezas en pocas manos con la complicidad activa de gobiernos, empresarios y, en el caso del "paro del campo", de los miembros de las cuatro entidades agropecuarias de Argentina.3- El doble discurso de los dirigentes de la FAA, los ha llevado a un callejón sin salida. Sus prácticas reproducen el modelo de saqueo y contaminación tanto de la tierra, los territorios, como así también de su mentirosa pretensión de representar las luchas más genuinas de los movimientos campesinos en Argentina.4- Este modelo neoliberal, de saqueo y contaminación, reproducen nuevas formas de colonización y genocidio. ¿Qué hicieron estas entidades cuando en la etapa menemista del neoliberalismo más salvaje desaparecían más de 200 unidades familiares de producción agraria?5- ¿Qué han hecho y hacen esas entidades agropecuarias ante los asesinatos, cárceles, persecuciones, torturas y enfrentamiento con paramilitares y topadoras que sufren hoy miles y miles de familias de pueblos originarios y campesinos?6- Dicen hacer el paro por el No a las retenciones y No a la desaparición de los pequeños y medianos productores, pero algunos empresarios y productores que han contratado matones para desalojar pequeños y medianos productores son miembros de esas entidades.7- Rescatamos algo positivo de este paro de las entidades agropecuarias y sus miembros: se sacaron la careta de luchadores por un modelo de país digno, justo y para todos. Mostraron su verdadero rostro: creen que el país es para unos pocos que obedecen los dictámenes de las grandes corporaciones transnacionales de la alimentación.8- Estamos en algo de acuerdo: el dinero de todos los impuestos tendría que estar controlado por todos, porque todas y todos pagamos impuestos en la Argentina, no solo los productores y empresarios del campo. Proponemos mecanismos de participación directa tanto de cómo producir riqueza como de la distribución de la misma.9- Como un primer paso de acuerdos y consensos proponemos que el extra de las retenciones sirva para que no desaparezcan los pequeños y medianos productores, artesanos, artistas, deportistas, etc. Que esos fondos preparen el proyecto de una Reforma Agraria Integral con Soberanía Alimentaria. Estaticemos las exportaciones, que no queden más en manos de las grandes corporaciones transnacionales.10- Con Vía Campesina decimos que la respuesta a la crisis global del precio de los alimentos: La Agricultura Familiar Sostenible puede alimentar el mundo. Los alimentos no pueden ser objeto de ganancias ilimitadas. La Biodiversidad es una riqueza de los pueblos.11- Las organizaciones de campesinos, miembros de Vía Campesina, declaran que todos los acuerdos de libre intercambio tanto bilaterales como bi-regionales, llámense Tratados de libre comercio, Acuerdos de libre comercio o Acuerdos de partenariado económico, comparten la misma naturaleza. Estos acuerdos suponen un saqueo de los bienes naturales y sólo benefician a las empresas multinacionales, en detrimento del conjunto de los pueblos del mundo y el medio ambiente.Secretaría de Comunicación del MOCASE VC2 - COMUNICADO DEL MCCA propósito del paro agropecuario La negación del campo profundo y la ciudad marginadaLos piquetes del desconcierto hablan de campesinos de 4x4, pequeños productores de 300 hectareas de soja y de un campo que no es campo.Los cortes de ruta diseminados por toda la geografía provincial de la última semana, donde grandes máquinas y algunos hombres intentan poner a consideración pública una supuesta situación de injusticia ante las medidas tomadas desde el gobierno nacional, dan cuenta de la hipocresía profesada a la hora de hablar del campo, de nuestro campo.Las organizaciones ruralistas (FAA, CRA, CARTEZ, SRA) de Córdoba se paran desde una posición de representació n del sector rural hasta con la intención de llegar a un juego maniqueo en la dualidad campo-ciudad. Ellos hablan de un campo de trabajo, de esfuerzo, de productividad, de alimento, que vendría a sustentar el consumismo urbano centrado en el usufructo de los servicios y del confort. Ahora bien, en ese análisis, que es precismamente el que ha generado la discusión en los medios de comunicación, se está negando la verdadera y profunda realidad de la situación actual: la del campo profundo y, si se quiere, de la ciudad marginada.Mientras estas organizaciones reclaman no más que el dinero que les pemitiría continuar con la renovación de los modelos de sus camionetas año tras año y seguir sumando propiedades inmobiliarias en la Ciudad, el campo profundo y la ciudad marginada se debaten su supervivencia.El campo profundoLas organizaciones campesinas del la provincia de Córdoba nucleadas en el Movimiento Campesino, venimos reclamando desde hace ya más de ocho años medidas políticas profundas que impidan de una vez y para siempre la extinción del campo. Y aquí hablar de campo es hablar de vida rural, no de negociados rurales.Empezando por la problemática de la tenencia de la tierra, que precisamente no se soluciona con medidas económicas de retenciones o de recurso para la compra o la venta, sino con el reconocimiento ancestral de la tenencia de la tierra en manos de quien la trabaja. Cuando hablamos de un campesino que comienza su jornada antes que el sol para mantener su producción de alimentos que después de injustas intermediaciones termina en el plato del habitante confortable de la ciudad o del sojero, que precisamente no consume milanesas de soja, o incluso del marginado de la ciudad, hablamos de otra economía, de otra vida que hasta el día de hoy, solo se a digando a luchar para sobrevivir.Nuestra historia como Movimiento ya vivió piquetes, ya vivió reclamos variados, ya vivió movilizaciones y las seguirá viviendo porque las injusticias a las que estamos sometidos no se solucionan con un paro ni con miles. La posibilidad de que cada familia parada sobre esta tierra pueda acceder a situaciones de igualdad, en armonía con otras familias y con el ambiente del cual somos un elemento más, nos habla de un largo camino a recorrer, que en su debido momento puede optar por los mismos métodos de quienes hoy reclaman engordar aún más sus bolsillos.El campo profundo, nuestro campo profundo, no el de los que hoy están bajo un toldo mientras sus grandes maquinarias atraviesan el asfalto, ha demostrado que a pesar de las nefastas condiciones estructurales de producción y comercialización, tiene capacidad para abastecer a la provincia de los cabritos de fin de año, de los terneros que se engordan en los feed lots propiedad de los piqueteros oligarcas, de la miel orgánica que corrió la soja de la pampa y tantas otras cosas más. También a demostrado que a pesar de poder movilizarse cada tanto, no abandonará la lucha hasta lograr repoblar el campo en pos de una sociedad más justa, repoblar ese campo que los sojeros convirtieron en desierto con el amparo del sistema económico que rige en nuestro país desde hace tanto tiempo.El campo profundo reclama tierra. Reclama que esa tierra que es nuestra, sea reconocida por quienes tienen el poder, precisamente como nuestra, como el La Rinconada, La Envidia, Cañada Larga y El Medanito, por citar algunos casos.El campo profundo reclama que no se destruya más nuestro medio ambiente. Reclama ese medio ambiente donde desarrollamos nuestra vida y que permitirá que nuestros hijos, los hijos de la ciudad y los hijos de los sojeros puedan seguir viviendo.El campo profundo reclama agua. Reclama esa agua que es nuestra y no tenemos, para poder producir, para que esa agua no se transforme en el petróleo del futuro en manos de Roggio y Suez.La ciudad marginada¿Qué se dice de la ciudad marginada por estos días? ¿Por qué no se dice que los piqueteros fashion son responsables de haber depositado miles de campesinos en los bolsones de la pobreza urbana? ¿Por qué no se dice que el sistema judicial actual actúa en sintonía?Sin duda, no hay políticas para frenar el éxodo hacia las ciudades. Y eso no depende de las retenciones. Que el campo se muera no depende del aumento o la disminución de las retenciones. Depende de un modelo de provincia y de país. La FAA no dice por estos días que sus afiliados, con la complicidad del sistema político y jurídico de la provincia, desaloja campesinos en los departamentos del norte, como en el caso de Doña Ramona Bustamante. Campesinos que indefectiblemante terminarán sobreviviendo en la ciudad marginada, a base de bolsones y planes sociales que se pagan con las retenciones.La ciudad marginada también esta compuesta por miles de trabajadores rurales que, sojización mediante, quedaron desempleados. ¿De qué economía regional habla la Sociedad Rural de Jesús María? Allí en esa ciudad, imperio ideológico de la expansión de la frontera agropecuaria en el norte del país, desaparecieron los pequeños productores y no precisamente por obra de las retenciones, sino por obra de sus propio plan corporativo de concentración de la tierra. No olvidemos que esa Sociedad aplaudía con furia el plan económico de Videla y Martinez de Hoz. En esa misma ciudad hoy, muchas familias están en pie de guerra por ver a sus hijos intoxicarse todas las semanas con los agrotóxicos que los sojeros lanzan sobre sus vecinos, y hasta sobre sí mismos, en un claro ejemplo de barbarie.En resumidas cuentas, si la ciudad marginada tuviera que reclamar por la utilización del dinero que hoy hay en el país las rutas se cortarían los 365 días del año y en vez de cosechadoras, en el asfalto habría bicicletas como en el 2001.El principio de la negaciónEn definitiva las sociedades ruralistas pretenden llevar este juego de reclamos y discursos a un duelo entre el gobierno y ellos, intentando poner al "común de la gente" de su lado y con esa intención niegan la existencia del verdadero reclamo que debe emerger desde la sociedad.En ese juego la FAA se atribuye la representación de los pequeños productores. Entonces, si un productor de 300 hectáreas de soja es pequeño, ¿qué tipo de productor es aquel que tiene 30 cabras o un sembradío colectivo de ajos y cebolla? Es más, ese mismo eje de análisis nos lleva cometer errores conceptuales que también son el sustento discursivo de este paro. Los pequeños productores de la FAA no producen alimentos en beneficio del pueblo, producen forrajes para la especulación en el mercado externo. Nuestro campo negado en este paro no piensa en el comercio exterior, por eso está lejos de discutir retenciones. Si la patriada ruralista fuera tal no tendría problemas con las retenciones porque produciría para nuestro mercado interno; mercado interno que hoy se caracteriza por las góndolas vacías y los tomates a 10 pesos el kilo.De igual manera, como se entiende que la FAA que se atribuye la representació n del pequeño productor y se sitúa en el rol de la víctima más víctima de este cruel gobierno, genera alianzas largamente sostenidas en el tiempo con la oligarquía terratiente de la Sociedad Rural. A ver, despacio ... alguién que se insinúa rebelde y contestario, que hasta nos habla de reforma agraria, se sienta hoy a planificar piquetes con la oligarquia golpista ...Al margen de este y de todos los paros y acciones que realice la alianza sojera, que por una lado despotrica contra el gobierno y por el otro le pide planes, programas y cargos, es necesario que se replantee una discusión más profunda sobre el campo y las ciudades. Y justamente, que en esa discusión lo negado y lo marginado, también sean de la partida.
Norte y Noroeste de Córdoba, 20 de marzo de 2008
Movimiento Campesino de Córdoba
Comunicado de Prensa de FRANJA MORADA Regional La Plata
La sociedad argentina asiste sorprendida a la crisis derivada del autismo del gobierno nacional, debido al esquema dicotómico que ha querido plantear en forma irracional e indiscriminada a los productores agropecuarios..
· Se llega a esta situación de crisis donde los trabajadores del campo han tenido que salir espontáneamente a las rutas para ser escuchados de una vez por todas, y explicarle a la población las razones de sus justos reclamos, expresando el hartazgo frente al atropello de su dignidad como argentinos, soportando motes de “extorsionadores” e “ insensibles sociales”. A pesar de que en reiteradas ocasiones las 4 entidades que los representan han solicitado un espacio de diálogo al gobierno nacional para debatir las vastas propuestas que cada uno de ellos ha elaborado como estrategia de política agropecuaria nacional en el largo y mediano plazo, donde se incluya a los pequeños y medianos productores que son los más afectados por estas medidas.
· Lamentablemente, el gobierno nacional le ha impuesto al sector un sistema de retenciones móviles de carácter confiscatorio, enmascarado bajo una falsa política de redistribución del ingreso, cuando el único objetivo que persigue es engrosar la caja de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para solventar la compra de voluntades y el apoyo político de Legisladores, Gobernadores e Intendentes.
· Desde el gobierno se ha utilizado como bandera de desprestigio del campo para confundir a la población, el uso de camionetas 4x4 como señal de abundancia cuando en realidad es una herramienta fundamental de trabajo, o pretenderá la REINA CRISTINA que el campo se mueva a caballo y en carreta como en la época de la colonia???
· Frente a esta situación de imposición patoteril y desconcierto generalizado, donde desde el gobierno en forma intencional se le sigue echando leña al fuego, buscando generar un enfrentamiento entre “el campo” y el “ resto de la sociedad”, creemos desde la FRANJA MORADA Regional La Plata, que es necesario generar un espacio de diálogo con interlocutores apropiados, donde se busque una salida a este conflicto en forma racional y en pos del beneficio de la sociedad en su conjunto.
La Plata, 27 de Marzo de 2008
Matías Barrenechea
Sec. General
Franja Morada Regional La Plata
· Se llega a esta situación de crisis donde los trabajadores del campo han tenido que salir espontáneamente a las rutas para ser escuchados de una vez por todas, y explicarle a la población las razones de sus justos reclamos, expresando el hartazgo frente al atropello de su dignidad como argentinos, soportando motes de “extorsionadores” e “ insensibles sociales”. A pesar de que en reiteradas ocasiones las 4 entidades que los representan han solicitado un espacio de diálogo al gobierno nacional para debatir las vastas propuestas que cada uno de ellos ha elaborado como estrategia de política agropecuaria nacional en el largo y mediano plazo, donde se incluya a los pequeños y medianos productores que son los más afectados por estas medidas.
· Lamentablemente, el gobierno nacional le ha impuesto al sector un sistema de retenciones móviles de carácter confiscatorio, enmascarado bajo una falsa política de redistribución del ingreso, cuando el único objetivo que persigue es engrosar la caja de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para solventar la compra de voluntades y el apoyo político de Legisladores, Gobernadores e Intendentes.
· Desde el gobierno se ha utilizado como bandera de desprestigio del campo para confundir a la población, el uso de camionetas 4x4 como señal de abundancia cuando en realidad es una herramienta fundamental de trabajo, o pretenderá la REINA CRISTINA que el campo se mueva a caballo y en carreta como en la época de la colonia???
· Frente a esta situación de imposición patoteril y desconcierto generalizado, donde desde el gobierno en forma intencional se le sigue echando leña al fuego, buscando generar un enfrentamiento entre “el campo” y el “ resto de la sociedad”, creemos desde la FRANJA MORADA Regional La Plata, que es necesario generar un espacio de diálogo con interlocutores apropiados, donde se busque una salida a este conflicto en forma racional y en pos del beneficio de la sociedad en su conjunto.
La Plata, 27 de Marzo de 2008
Matías Barrenechea
Sec. General
Franja Morada Regional La Plata
miércoles, 19 de marzo de 2008
Nota a Patricio Lorente, de Wikimedia Argentina -De la ciencia a la divulgación -
El Presidente de la Asociación Civil constituida para el capítulo oficial de Wikimedia Argentina, Patricio Lorente (Prosecretario de Bienestar Universitario de la UNLP) , explica por qué eligieron al país como el primero en idioma castellano del continente. En diálogo con Bloggers contó algunos detalles del proyecto y sostuvo: “en la comunidad científica hay una actitud reacia a la divulgación. Y en general, hay muy pocos divulgadores científicos buenos”.
-¿Cómo llegaste a vincularte con el mundo de la tecnología y en particular con Wikimedia?
-¿Por qué la Argentina fue seleccionada para desarrollar el capítulo local de Wikimedia?
-¿Qué temas forman parte del debate estratégico?
-¿Cómo se caracteriza la comunidad local?
-¿Cuántas personas están involucradas en este proyecto?
-¿Y los contenidos? ¿Quién pasa a tener la responsabilidad de lo que se publica?
-¿Cuáles son los criterios que discuten para la difusión del capítulo en Argentina en relación a la enciclopedia?
-Antes decías que hay toda una serie de proyectos a los que Argentina va a tener acceso y participación ¿Podés mencionar alguno?-Si. Uno de los más importantes es que Wikimanía 2009 se haga en Buenos Aires. Este año se hace en Taiwán, el año que viene se está discutiendo, pero es probable que quede Egipto y en el 2009, la Argentina. La comunidad es muy fuerte acá y además tiene que ver con que va rotando por continente.
-¿Cómo se financian los capítulos locales?
-¿Cómo va a impactar este proyecto en la comunidad científica local?
-¿Les preocupa captar el interés de algún sector en particular?
-¿Por qué este proyecto puede ser importante para un país como la Argentina?
-¿Cómo llegaste a vincularte con el mundo de la tecnología y en particular con Wikimedia?
-Soy un aficionado a la tecnología. Si bien actualmente estoy a cargo del área de bienestar universitario de la Universidad de la Plata, y trabajé mucho en proyectos de desarrollo local y económico, desde hace años participo en cuestiones vinculadas al software libre, un tema que tiene una relación muy estrecha con Wikipedia. Quien me impulsó y entusiasmó con la Wikipedia fue Enrique Chaparro, un matemático y referente muy conocido del software libre.
-¿Por qué la Argentina fue seleccionada para desarrollar el capítulo local de Wikimedia?
-Coincide con el nivel de desarrollo de la comunidad y con un núcleo organizativo fuerte que se venía creciendo aquí. En relación con los países más involucrados con la Wikipedia en castellano, no hay ninguno como la Argentina. Si bien en España es fuerte, no alcanzó el nivel de organización que tiene en la Argentina. En este momento hay diez capítulos oficiales. Con el nuevo capítulo pasamos ahora a formar parte del debate estratégico de hacia dónde debe ir Wikimedia en su conjunto. Nuestro caso es el primero en el continente. Si bien son varios países que están en proceso de organización como capítulo local, los únicos dos que están en la etapa final de ese proceso y próximos a definir son la Argentina y Hong Kong. Pero en nuestro caso, resta poco más que una formalidad para constituirnos en el capítulo local.
-¿Qué temas forman parte del debate estratégico?
-Wikipedia ha tomado tan envergadura que no escapa al intento de control de algunos organismos gubernamentales. Es una de las pocas y no sé si la única que no accedió a la censura en China. Son decisiones que hay tomar. La discusión es permanente y se debaten sobre los distintos proyectos orientados a la difusión de conocimiento en Internet.
-¿Cómo se caracteriza la comunidad local?
-La comunidad vinculada al proyecto de Wikimedia es bastante grande en el mercado local si se lo compara con otros países de mayor nivel de conectividad. El número de editores es bastante alto. Desde hace ya muchos años, incluso antes de que yo fuera uno de esos editores, había una comunidad local fuerte que se encontraban en forma presencial muy importante. Esto no es muy habitual en otros países. El caso argentino es singular. La cantidad de editores es difícil de determinar porque muchos lo hacen en forma anónima. Pero aproximadamente el número de ediciones hecha desde la Argentina llega a unos 600.
-¿Cuántas personas están involucradas en este proyecto?
-En forma directa, alrededor de cuarenta personas, con una composición de lo más diversa. La mayoría son jóvenes, por una cuestión generacional. Hay gente del sector informático, matemáticos, abogados, ingenieros, profesionales de comunicación.
-¿Y los contenidos? ¿Quién pasa a tener la responsabilidad de lo que se publica?
-En primer lugar, convertirse en un editor permanente implica subir información del campo de aplicación pero luego se va ingresando a comunidades de información más complejas. La comunidad de contenidos que edita Wikipedia no es sencilla. En el medio hay muchos debates. Hay toda una serie de normas y de manual de estilo que se va aprendiendo. Se supone que los artículos deben contener todos los puntos de vista sobre un tema, no pueden estar sesgados. Y en cuanto a la responsabilidad, es totalmente nuestra.
-¿Cuáles son los criterios que discuten para la difusión del capítulo en Argentina en relación a la enciclopedia?
-Wikimedia Argentina no interviene en la edición de contenidos de Wikipedia. La dinámica sigue siendo propia de la comunidad que edita. No va a haber una institución que tenga más autoridad o influencia dentro de la construcción de la enciclopedia en idioma español. El objetivo es promocionar el conocimiento libre y en particular los proyectos de Wikimedia Foundation, entre los que está Wikipedia.
-Antes decías que hay toda una serie de proyectos a los que Argentina va a tener acceso y participación ¿Podés mencionar alguno?-Si. Uno de los más importantes es que Wikimanía 2009 se haga en Buenos Aires. Este año se hace en Taiwán, el año que viene se está discutiendo, pero es probable que quede Egipto y en el 2009, la Argentina. La comunidad es muy fuerte acá y además tiene que ver con que va rotando por continente.
-¿Cómo se financian los capítulos locales?
-Se autofinancian. Obviamente Wikimanía es un evento muy caro, y para hacerlo se necesita de un aporte general. En Argentina tenemos algunas previsiones, tenemos una cuota social y aceptamos donaciones y para eventos, nos manejamos con auspicios. Wikimanía concita la atención de empresas de muy alto nivel como IBM, SUN, Google.
-¿Cómo va a impactar este proyecto en la comunidad científica local?
-Nos interesa generar una relación fluida con las instituciones académicas. En particular, porque si bien casi todos saben que existe, pocos saben qué es Wikipedia. Pocos saben que el contenido es libre de modo que el primer objetivo es la difusión. Además hay que pensar que en la comunidad científica hay una actitud reacia a la divulgación. Y en general, hay muy pocos divulgadores científicos buenos. O saben de divulgación y no tanto de ciencia, y al revés ocurre lo mismo.
-¿Les preocupa captar el interés de algún sector en particular?
-Nos interesan varios sectores. Hay mucho material libre en las universidades que se podría trabajar. Hasta el Archivo General de la Nación nos interesa poder tener acceso para enriquecer el proyecto de Wikipedia en la Argentina. Nos interesan todos los temas. Parece naif, pero el propio Jimmy Wales cuando pensó en la Wikipedia planteó construir una enciclopedia en cada idioma que se hable en el mundo y que además contenga todo el conocimiento desarrollado por la humanidad. Hoy el proyecto tiene versiones en más de 250 idiomas, más de ocho millones de artículos y es el noveno sitio más leído en el mundo.
-¿Por qué este proyecto puede ser importante para un país como la Argentina?
-No es sólo para la Argentina. Estamos en un momento en el cual el desarrollo de la tecnología permite la distribución de conocimiento a una escala inédita en la historia. Pero al mismo tiempo hay intentos de frenar esa distribución. No porque sea un bien escaso, sino porque hay una serie de cuestiones de índole económica que traban esa distribución. No estamos en contra de la actividad económica. Se trata de poner a disposición de todo el mundo el conocimiento que es libre. Se pueden hacer negocios con el contenido de Wikipedia, por supuesto. Pero se trata de liberar el conocimiento que cada vez está más amenazado por restricciones artificiales.
Fuente: Bloggers Report 20/09/2007 -
Fuente: Bloggers Report 20/09/2007 -
lunes, 17 de marzo de 2008
EL MINISTRO TEDESCO MINIMIZA EL ROL DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES
En el año 2004 el Movimiento Barrios de Pie fue convocado por la Presidencia de la Nación a ser parte, junto a otros movimientos sociales, en la gestión e implementación del Programa Nacional de Alfabetización Encuentro. Nuestra participación en este programa, como en el Programa Nacional de Inclusión Educativa, tuvo como base la valoración, por parte del Ministerio de Educación en la gestión de Daniel Filmus, del compromiso y la inserción de las organizaciones barriales para llevar adelante políticas que garantizaran el derecho a la educación.
Así, en bibliotecas populares, en Iglesias en comedores barriales y centros comunitarios, de veintidós provincias argentinas, fuimos recuperando la palabra escrita, abriendo más de tres mil centros del Programa Nacional de Alfabetización Encuentro con el Movimiento Barrios de Pie. Como resultado más de diez mil argentinos/as recuperaron su dignidad y autoestima aunque sea, en parte.
Hoy nuestra presidenta Cristina Fernández renueva el desafío de llegar al Bicentenario con analfabetismo cero en la Argentina. Entendemos que este objetivo exige fortalecer el Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica de Jóvenes y Adultos Encuentro, potenciando el rol de los distintos actores sociales en el programa, y particularmente el de las organizaciones populares.
Sin embargo el Sr. Ministro de Educación Juan C. Tedesco, esta llevando adelante una reestructuración del Programa, la cual establece la desaparición de la Coordinación de las Organizaciones Sociales, con lo cual minimiza absolutamente el papel desempeñado por las mismas en el desarrollo de las tareas de Alfabetización y la anulación de la Coordinación de del Voluntariado Universitario. Estas dos situaciones, debilitan el Programa y van contra la participación popular.
Con nuestro compromiso y convicción por una educación pública nacional y popular nos movilizamos, este miércoles 12 de Marzo a las 11hs, al Ministerio de Educación de la Nación, para solicitar, una vez más al Ministro de Educación Lic. Juan Carlos Tedesco tenga a bien recibirnos para conversar acerca de estas problemáticas.
Movimiento Barrios de Pie- Movimiento Universitario SUR
Así, en bibliotecas populares, en Iglesias en comedores barriales y centros comunitarios, de veintidós provincias argentinas, fuimos recuperando la palabra escrita, abriendo más de tres mil centros del Programa Nacional de Alfabetización Encuentro con el Movimiento Barrios de Pie. Como resultado más de diez mil argentinos/as recuperaron su dignidad y autoestima aunque sea, en parte.
Hoy nuestra presidenta Cristina Fernández renueva el desafío de llegar al Bicentenario con analfabetismo cero en la Argentina. Entendemos que este objetivo exige fortalecer el Programa Nacional de Alfabetización y Educación Básica de Jóvenes y Adultos Encuentro, potenciando el rol de los distintos actores sociales en el programa, y particularmente el de las organizaciones populares.
Sin embargo el Sr. Ministro de Educación Juan C. Tedesco, esta llevando adelante una reestructuración del Programa, la cual establece la desaparición de la Coordinación de las Organizaciones Sociales, con lo cual minimiza absolutamente el papel desempeñado por las mismas en el desarrollo de las tareas de Alfabetización y la anulación de la Coordinación de del Voluntariado Universitario. Estas dos situaciones, debilitan el Programa y van contra la participación popular.
Con nuestro compromiso y convicción por una educación pública nacional y popular nos movilizamos, este miércoles 12 de Marzo a las 11hs, al Ministerio de Educación de la Nación, para solicitar, una vez más al Ministro de Educación Lic. Juan Carlos Tedesco tenga a bien recibirnos para conversar acerca de estas problemáticas.
Movimiento Barrios de Pie- Movimiento Universitario SUR
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