domingo, 31 de mayo de 2009

¿Y al final, el partido del campo, dónde está? *Por N. Giarracca

Durante el conflicto de campo-gobierno nacional de 2008, mucho se especuló con la posibilidad de que los gremios rurales armaran su propio partido político; intelectuales cercanos al gobierno lo planteaban como el armado de una nueva derecha partidaria.

A casi un año de aquellas especulaciones, y frente a las listas que se presentan el 28 de junio, vale la pena reflexionar sobre el campo en el escenario electoral.


No hace falta demostrar que no hubo “partido del campo” y como siempre los ruralistas se quedaron con modos indirectos de influir en el poder político.


En realidad, durante el paro agrario de 2008 no hubo ningún indicio que condujera a pensar que ese partido se formaría; es decir no había tradición histórica ni presente que mostrara esa resolución.


Los sectores poderosos del campo supieron influir de modos muy diversos en el poder político durante gran parte del siglo XX; por un lado atacaron y desestabilizaron despiadadamente a los gobiernos de períodos democráticos que proponían una política económica que diera lugar a una estructura productiva heterogénea y redistributiva.


Los procesos de industrialización se financiaban vía impuestos a la renta agraria (no a la ganancia sino la sobreganancia generada por la fertilidad de la tierra), y entonces los sectores agrarios de Sociedad Rural Argentina (SRA) y Confederaciones Rurales Argentina (CRA) respondían de modo corporativo y acudían a cualquier recurso para evitar esa situación. Es más, cuando se sentían muy amenazados en esa dirección apoyaban golpes militares de Estado.


Mientras tanto los pequeños y medianos agricultores de la Federación Agraria Argentina (FAA) generalmente corrían la misma suerte que sus aliados industriales de la Confederación General Económica.


En líneas generales el siglo XX marcó esas conductas ondulantes de los agraristas poderosos en coexistencias significativas con etapas de gobiernos militares y democráticos.Esos ciclos de alternancias finalizan con la imposición violenta en su momento fundacional y trágica en el desarrollo posterior en democracia, del denominado modelo neoliberal. Proceso económico hegemonizado por las grandes corporaciones económicas que tienen en el siglo XXI, los recursos naturales como centro de extracción de riqueza y que requirió de un armado previo del andamiaje legal e institucional.


El “agronegocio” (reemplazando la producción de alimentos) fue el primero en instalar su lógica subordinando a sus propios intereses a los productores y grupos agrarios nacionales a través de dispositivos generados mediante políticas públicas, es decir con el apoyo del Estado.


Las corporaciones económicas de cualquier origen nacional son las que tienen en el escenario de hoy la capacidad de desestabilizar a un gobierno democrático que intente una política autónoma y redistributiva; no necesitan un partido político porque apuestan a todos a través de los aportes de campaña y, además, tienen sus socios políticos preferidos dentro de sus negocios.


Un resultado sorprendente de estos cambios del país ha sido el achicamiento de brechas entre la Federación Agraria Argentina y las otrora entidades de gran poder como la SRA y CRA. No obstante ese acercamiento en relación con los intereses económicos, se mantiene todavía una prudente separación en el registro cultural, en lo que en términos clásicos podríamos denominar “culturas de clase”.


De este modo, algunos nostálgicos miembros de la SRA creen que pueden decir públicamente, lo que les viene a la mente. Es lo que se pudo ver y escuchar en el comentado programa Hora clave cuando Hugo Biolcati y Mariano Grondona hicieron alardes de pasadas impunidades con insinuaciones autoritarias en referencias a la fecha de finalización del gobierno.


Pero estos sujetos perdidos en la noche del domingo, sonaron, para decirlo compasivamente, ridículos y sin las consecuencias de antaño.Finalmente, ¿por qué tantas dificultades para comprender estos cambios registrados en el país y tanta insistencia en la idea de procesos “destituyentes” en los que conspirarían los gremios rurales, ahora imaginados en contubernios con todos los partidos del arco opositor?.


A mi juicio es el modo de intentar producir una realidad que sea funcional a determinados posicionamientos políticos frente al “kirchnerismo”. La fuerte e irrefutable imagen de la Presidenta con corporaciones mineras y gobernadores provinciales aliados así como el veto a la Ley de Glaciares, la posición del ministro de Ciencia frente a las denuncias sobre el agroquímico de la Monsanto, etc., no resultan compatibles con la caracterización de “gobierno progresista” que circula por estos grupos de la cultura. Entonces se construye un “opositor” despiadado en los cuerpos de estos sectores agrarios que supieron serlo en el pasado pero que ahora, aunque quisieran, no tienen capacidad ni condiciones objetivas para repetirlo.


El retroceso electoral del gobierno será mínimo pues el aparato del justicialismo es una poderosa máquina de recoger votos positivamente emitidos (esa vieja y desgastada política) y por ahora, está en manos del Gobierno.


Afuera hacen colas los que quieren simplemente reemplazarlo y algunos otros que aún creen sinceramente en el poder de cambio del perimido sistema de representación. El campo de la Mesa de Enlace circula por todos lados para negociar sus ganancias sin partido propio.


*(Profesora Titular de Sociología Rural. Instituto Gino Germani. UBA)

sábado, 30 de mayo de 2009

A 40 AÑOS DE UN HITO POLÍTICO SOCIAL DE NUESTRA HISTORIA - Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo

Hace 40 años, en el año 1969, se produjo un Hito Político Social del proceso de construcción insurreccional popular que tuvo como lugares neurálgicos a la ciudad de Rosario y a la ciudad de Córdoba, y se sintetiza en la tríada de hechos Rosariazo-Cordobazo-Rosariazo.

Este “golpe de los excluidos”, este alzamiento de los obreros, los estudiantes, los profesionales y los pequeños y medianos empresarios industriales, vino a dar por tierra la utopía de la aristocracia financiera y de las empresas multinacionales de destruir el tejido productivo y social nacional, destruir el entramado de organizaciones que lo sostenía, e imponer su proyecto privatista y excluyente mediante el disciplinamiento del pueblo través de la represión en manos de la dictadura militar de Onganía y Krieger Vasena.


Las huelgas políticas de masas de 1969 nos enseñan que la alianza estratégica para llevar adelante un proceso de transformación nacional y social en la Argentina es entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil, en conjunto con los trabajadores profesionales y técnicos, ocupados y desocupados, el pequeño y mediano empresariado nacional, el cooperativismo, los pequeños productores.


Esta alianza estratégica del movimiento obrero y el movimiento estudiantil, y ese sujeto histórico sintetizado como pueblo, derrotó las represiones y provocaciones del régimen que tuvo entre sus páginas más oscuras el asesinato del estudiante Cabral en Corrientes y del estudiante-obrero Bello en Rosario.


A las provocaciones para dividir al pueblo, para que ciertos sectores tomen los caminos fáciles, para exaltar cierto vanguardismo infantil que rompe con los tiempos de las mayorías, el pueblo respondió con unidad, organización, solidaridad, inteligencia y lucha.


Esto permitió responder a la represión y a la provocación de la dictadura en función de los intereses de los grandes grupos económicos concentrados, con una gesta histórica que retomó el camino de la construcción del proyecto nacional, popular y latinoamericano y recreó una nueva síntesis histórica, terminando con la proscripción, la dictadura de la aristocracia financiera y los planes de “modernización excluyente”.


En esta nueva oportunidad histórica que vivimos, en esta nueva hora americana, es central reconstruir la alianza estratégica movimiento obrero-movimiento estudiantil, y profundizar los grados de organización popular hacia la conformación de una nueva síntesis histórica.


Sólo de esta manera podremos profundizar el proceso de transformación nacional popular y latinoamericano, defender las conquistas que obtuvimos a los largo de estos años de lucha, retomar banderas olvidadas y derechos sociales aplastados a partir de la dictadura de 1976 y la destrucción de los 90’, y hacer frente a las provocaciones y operaciones de los que quieren dividirnos para llevarnos nuevamente al proyecto de la miseria, la pobreza y la exclusión.


Sec. de Relaciones Internacionales de la FUA Sec. de Extensión de la OCLAEMILES

martes, 5 de mayo de 2009

Carta de Silvio Rodríguez Domínguez

La Habana, 3 de mayo de 2009.

Admirado y querido Maestro Pete Seeger:

En estos momentos se está celebrando el concierto de homenaje que decenas de cantores justamente te ofrecen.


Pasan por mi mente algunas de las veces que tuve el privilegio de disfrutar de tu talento seductor de multitudes. Así te recuerdo en La Habana, cantando solidario junto al Grupo de Experimentación Sonora; así te recuerdo en aquella gira dedicada a Víctor Jara, por varias ciudades de Italia; y así también revivo aquella helada noche de febrero de 1980 en que respondiendo a tu llamado viajamos desde Nueva York hasta Poughkeepsie y te escuchamos “Snow, Snow”, obra maestra de quien se hizo preguntas ante un paisaje invernal.



Traté de volver a estar contigo hoy, pero, como bien sabes, no me dejaron llegar los que no quieren que los Estados Unidos y Cuba se junten, se canten, se hablen, se entiendan. Son los que piensan que el mundo se divide en poderosos y en débiles; los que sólo aprecian a los que son ricos y fuertes. Son los que no nos perdonan que aún siendo pequeños hayamos decidido vivir de pie.




La realidad grita que cada vez deben ser menos estos brutos, pero de alguna forma esa minoría todavía impera y manda. Algunos de ellos vieron un peligro en que nos encontráramos y que un simple acto de fraternidad simbolizara a dos pueblos vecinos que pueden coincidir en canciones y afectos.


Pero no solo yo, querido Pete: todo mi digno y sin dudas mejorable país te admira, te respeta y celebra tus honorables nueve décadas defensoras de la justicia social, la paz y la cultura.


Aquí nadie te ve como un peligro sino como un extraordinario amigo que no nos dejan abrazar con la libertad que quisiéramos. Por eso, más que yo, toda esta Cuba que te quiere, bloqueada todavía por los abusadores, está a tu lado ahora cantando tu profética We Shall Overcome y nuestra martiana Guantanamera.


Un beso para Toshi y un fuerte abrazo para ti de

Silvio Rodríguez Domínguez